Era ya la hora de comer y mi madre me llamaba por el hueco de la escalera:
- Pablo -chillo- baja a comer ahora mismo que en nada vendrán a buscarte
Baje sin muchas ganas, no tenía hambre y no quería que llegasen mis compañeros. Habíamos quedado un grupo para ir al rio que está en las afueras del pueblo. Mientras comíamos mi madre no dejaba de preguntarme como iríamos, quienes iríamos, cuando llegaríamos, etc. Parecía que la cabeza me estaba a punto de explotar. Le dije que iríamos con las bicicletas por el bosque; y cuando vi su cara de horror añadí rápidamente que también iba a venir mi prima Pilar. Ella vivía en una casa que estaba casi pegada a la mía; solo nos separaba una calle. Al decírselo se tranquilizó.
Poco después de recoger los platos llamaron a la puerta. Era Iván, Alberto, Lucia y mi prima Pilar que habían venido a buscarme. Me despedí de mi madre, cogí la bicicleta del garaje y nos fuimos. Iván fue hablando todo el camino de todo lo que iba a hacer durante todo el verano. Mientras que él hablaba yo no podía de pensar en Lucia. Habíamos iniciado una relación hace cuatro meses, pero, por culpa de una discusión rompimos y ahora no tenía muchas ganas de estar con ella. Sentí un escalofrió en la espalda y pude ver por el retrovisor como Pilar, que vestía con un vestido corto de tirantes, me miraba y, al darse cuenta aparto rápidamente la mirada haciendo tambalear su bicicleta.
Ambos tenemos 18 años. Nacimos solo con unos meses de diferencia y siempre ...
... hemos estado muy unidos, casi como hermanos. Hasta hace poco más de un año en el que se distanció mucho de mi sin darme ninguna razón. Cada vez que intentaba hablar con ella se escabullía, por lo que opte por dejarla en paz.
Tardamos media hora en llegar ya que era un lugar apartado que casi nadie del pueblo conocía. Extendimos unas cuantas toallas, dejamos la nevera en el suelo y fuimos a ocultarnos detrás de unos árboles, las chicas por un lado y los chicos por otro, para ponernos el bañador. Mientras nos cambiábamos mi amigo Alberto me preguntó:
- ¿Cómo llevas la ruptura con Lucia?
- Jodido, pero es lo mejor. Era muy posesiva.
- Ya te digo -hizo una pausa- ¿me la puedo ligar yo?
- Lo dudo. Después de haber estado con este cuerpazo -dije apuntando con un dedo a mis abdominales- dudo que se conforme con el tuyo. Además, le encantan mis ojos azules.
Nos echamos a reír. Alberto es mi mejor amigo y siempre he contado con su apoyo.
- Tendrás todo el cuerpazo que quieras, pero nunca tendrás una polla más larga que la mía.
Una vez que nos pusimos el bañador salimos para tumbarnos en las toallas. Lucia ya se había tumbado. Su cuerpo era espectacular. Ella siempre se quejaba de que tenía pocas tetas, pero su culo era muy bonito. Cuando me dirigía a tumbarme vi aparecer a Pilar de entre los arboles con un biquini negro y me quedé de piedra. En el último año mi prima había cambiado mucho y no me había fijado. Le había crecido el pelo hasta los hombros, sus tetas ...