Visitas a mi vecino (Chencho)
Fecha: 01/08/2020,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos
... gente se arremolinaba en torno a ese semáforo, a la espera de poder cruzar la calle. No tenía fuerzas para levantarse e irse.
Se sentía destrozado...
… pero, nunca había sido muy romántico que digamos; y no estaba dispuesto a que se alargara demasiado ese trance. Necesitaba hacer algo fuera de lo común. Algo, que le sacara de ese pozo sin fondo, aunque solo fuera por esa maldita tarde.
Cuando decidió salir de la cafetería, instintivamente, cruzó el semáforo y entró en un garito que le llamó poderosamente la atención. Se atrincheró en uno de los taburetes que encontró al final de la barra y pidió una jarra grande de cerveza...
Pero, a la izquierda, junto a la cristalera de la entrada, había un grupo de mesitas en las que solían sentarse los clientes más asiduos; de tal manera, que a veces parecía que estuvieran reservadas para ellos. Y allí, sentados, como casi todas las tardes, en la misma mesa de siempre, disfrutaban de su habitual café y copa, D. Samuel G. y Gerardo (su editor), que empezaban a mirar disimuladamente a la preciosidad que acababa de entrar.
- ¿Cómo lo ves?, dijo Sami
- ¡Demasiado joven!
- No tanto, ¡eh! ¡Míralo bien!
Chencho no se había percatado todavía de que era observado con verdadero interés. Solo pensaba en lo que iba a hacer esa tarde para olvidarse de todo.
- Creo que me voy a ir, Sami. Me siento cansado, dijo Gerardo
- ¿Tan pronto?
- Es que hoy está muy quisquillosa, y no quiero tener problemas. Además, ese chico me ...
... está poniendo nervioso…
Samuel se levantó y se acercó a la barra decididamente.
- ¿Podemos hablar un momento, joven?
Chencho, sorprendido; y sin saber porqué, movió la cabeza afirmativamente.
- ¿Cuanto nos cobrarías a mi amigo y a mi por una noche completa?
La pregunta le hizo gracia; y se quedó callado pensando que decir... pero, enseguida reaccionó.
- No suelo aceptar parejas. ¡Lo siento!
Sin embargo, le miró risueño…
- ¡Lo siento!, repitió.
Sami, se dio la vuelta, completamente altivo; y volvió a sentarse…
... y trató de que Gerardo no le dejara solo.
El americano, no podía dejar de mirar a ese chico que, ahora, le devolvía la mirada con total naturalidad…
Y a Chencho, esta pequeña equivocación le había cambiado el ánimo; y empezaba a sentir curiosidad... y también, cierta excitación.
Samuel, saludó a un par de conocidos que acababan de entrar y se dispuso a pedirle otra copa al camarero que pasaba junto a él en ese momento, se despidió de Gerardo, y siguió mirando a Chencho sin ningún disimulo…
El chico pidió otra jarra, y dejando el taburete en el que estaba, se acercó a su mesa.
- ¿Puedo?
- ¡Claro, joven!, ¡por supuesto!… ¡es un placer!
Y dando una palmadita sobre la tapicería...
- ¡Sientate aquí!…
... ¡así, estamos mejor!…
... y nadie oirá de que hablamos. ¿Te parece?
- ¡Ok!
Era un pequeño saliente, a modo de sofá, tapizado en rojo, para que los clientes pudieran sentarse bajo el ventanal.
- ¡Tienes ...