Helena y una escapada nocturna al jacuzzi.Helena estaba contenta esa mañana previa a nuestro ansiado viaje.Aquellas vacaciones tan esperadas para ambas finalmente habían llegado y habíamos decidido pasarlas en Cuba, lejos de todo, incluyendo nuestros maridos.Aterrizamos en la isla con muy buen clima, aunque el calor era bastante sofocante. Poco después de instalarnos en el hotel salimos a pasear por la rambla y más tarde fuimos a cenar a un bonito lugar que nos habían recomendado.Al día siguiente decidimos quedarnos en la piscina del hotel, al menos, para pasar la mañana. Yo me había puesto una malla enteriza color negro muy sexy, que por supuesto apretaba bien mis tetas y dejaba ver mi redondeada cola.Helena por el contrario, se decidió por un hilo dental que apenas cubría sus pezones y bajaba para perderse entre sus perfectas y firmes nalgas.Mientras ella tomaba sol boca abajo fui a pedir unos tragos a la barra cercana y entonces me percaté que dos hombres negros no le quitaban los ojos de encima a mi amiga. Seguramente eran cubanos y por su vestimenta trabajaban en el hotel como mozos o algo por el estilo. Realmente me sorprendió ver que no separaban su vista del cuerpo de Helena, ya que en los alrededores de la piscina había muchas otras mujeres, algunas más jóvenes y atractivas que mi amiga, pero por supuesto, ninguna otra estaba tan desnuda como ella.No le comenté nada a Helena al regresar junto a ella.Los dos días siguientes pasaron con normalidad, estuvimos yendo a ...
... la playa, a pasear por la parte antigua de la ciudad, alguna visita guiada y naturalmente, usábamos mucho la piscina del hotel.Al cuarto día estábamos otra vez allí. Hice una zambullida rápida para contrarrestar tanto calor y al salir encontré a los dos cubanos hablando con Helena, al acercarme ella me hizo un gesto para que me mantuviera apartada y entonces así lo hice. Me alejé un poco, lo suficiente como para poder escuchar la conversación.Por lo que decían, se llamaban Marcos y Pedro, debían andar por los treinta años, eran elegantes, musculosos y bastante atractivos como hombres… calculo que Helena estaría imaginado que ambos tendrían una vergas enormes también. Los dos trabajaban en el hotel como responsables de la piscina y el jacuzzi. Ambos estuvieron hablando un largo rato con mi amiga, la piropearon de lo lindo e incluso se atrevieron a pasarle crema protectora en la espalda para que no se quemara. Pude ver cómo le metían unos dedos entre sus firmes nalgas, seguramente penetraron sus labios vaginales y naturalmente, ella no se resistió ni protestó demasiado.De pronto ambos se levantaron y regresaron a sus tareas habituales.Esa misma noche Helena se levantó de la cama que compartíamos y me dijo que iría al jacuzzi y a tomar una copa para relajarse un poco. Me ofrecí a acompañarla, pero me pidió que me quedara en la habitación, quería estar un rato sola. Me pareció que actuaba algo extraño, así que apenas salió, decidí seguirla.En efecto se dirigió al jacuzzi; pero ...