Historia del chip 024 - A flor de piel - Kim 010
Fecha: 25/06/2017,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos
... ajustado que le costaba respirar. Los botones de la izquierda eran sólo de decoración. Las pinzas eran la único que sostenían el vestido. El vestido parecía gritar: ¡Quítamelo! Era indecente. No llegaba a cubrir completamente las nalgas ni el pubis. Trató de bajarlo. Una pinza de arriba se soltó y el pecho derecho quedó desnudo. Con toda la habilidad y destreza que no sabía que tenía, retiró las otras cuatro y bajó el vestido hasta la punta de los pezones y entonces lo subió ligeramente. Colocó primero las pinzas de en medio confiando que recibirían menos tensión por el simple motivo de que su cintura tenía un tamaño sensiblemente inferior al de los pechos y las caderas. Luego colocó las de abajo. Tratando de no respirar, abrió la primera pinza de arriba y la sintió en la espalda bastante por debajo del omóplato. La otra tocaba el pecho. Al menos sabría si una se soltaba porque dejaría de apreciar su frialdad. Abajo ya quedaba todo cubierto, aunque a duras penas. Arriba los pechos se ofrecían como en una bandeja, enmarcados entre el rojo. Y para colmo, el lateral desnudo se ofrecía sexy, sensual y erótico. Indicando el lugar de entrada y seduciendo a la mirada. Respirar estaba fuera de cuestión. Iba a ser como llevar un corsé. La sensación la subyugaba. El terciopelo suave no era ayuda. Su piel, sus poros abiertos desde el tratamiento de hacía unas horas, recibía unos estímulos que pagaría caro. Salió del baño para mostrarle el efecto a Mary, buscando la aprobación y la ...
... admiración. No era capaz de evitarlo.
Mary se quedó boquiabierta. Cambió la expresión al instante y sonrió con afecto. No se le ocurría nada que decir, así que besó a Kim, que respondió con pasión. En cuanto Mary sintió los labios de su hermana y la saliva mezclándose soltó las pinzas de delante del vestido. Las traseras sujetaron las cintas metálicas y el vestido se quedó medio enganchado entre ellas. Mary deshizo el beso y el sucinto atuendo estuvo a punto de caer, pero Mary lo alcanzó a tiempo.
—Debes de ayudar a retirar el vestido cuando sientas que te lo abre. Y sostenerlo detrás de ti, con las dos manos. Probemos.
Entre las dos ajustaron de nuevo la tela entre los pechos y el pubis de Kim, que no tuvo más remedio que volver a sentir la tela forzando los pechos, percibiendo la suavidad del tejido en los pezones, recordándole lo excitada que estaba y los muslos tratando de ocultarse sin éxito con el borde recto frente a ellos. Empezó el beso de nuevo y esperó hasta que notó como la pinza junto a su pecho dejaba de hacer contacto. Al sentir que el vestido ya no estaba en su lugar, utilizó la mano izquierda para agarrarlo y llevarlo detrás de ella. Juntó la otra mano al mismo lugar quedándose como si estuviera atada.
—Ahora está perfecto. Roger disfrutará mucho del vestido y de quitártelo. No lo olvidará. Quédate quieta. Querías que comprobase como te ha quedado la piel...
Empezando por la cara recorrió el cuerpo desnudo y brillante de Kim, perfilando los pechos, ...