Los pies de Daniela
Fecha: 19/09/2017,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... coño”. Me dijo y a mi me encantó. Soy de las personas que me gusta que me hablen directamente y lo mas morboso posible, así que yo la cogí de las manos y le dije:
“Y yo Daniela, nada más verte he empezado a mojarme”. Y rápidamente continuamos el beso que empezamos en el ascensor y, ahora sin traba ninguna, empezamos a sobarnos todo el cuerpo.
“Si, si, zorra, si, que estoy más caliente que una estufa. Te voy a dejar el chocho seco”. Cada vez me gustaba más aquella mujer, caliente como ella sola.
Casi a la vez empezamos a quitarnos la ropa la una a la otra. La mía era muy fácil. Yo lleva un vestido de seda corto y un pequeño tanguita. Ni ella ni yo llevábamos sujetador así que rápidamente estábamos desnudas con la ropa en el suelo. La verdad es que era impresionante. Carne dura como una roca, las tetas muy firmes y el coñito depilado. No parecía la edad que tenía, si no más bien una adolescente bien alimentada. Yo me la quedé mirando impresionada.
“¿Te gusto?”, me preguntó. Yo hice un gesto afirmativo.
“Joder, Daniela, eres un bollito que puede volver loca a cualquiera”
“Pues aprovecha para comértelo”, me dijo riendo. “Tu también estás muy buena”, añadió.
A todo esto, no parábamos de sobarnos y ya estábamos las dos chorreando.
“Las sandalias no me las quito”, me dijo guiñándome un ojo y sonriendo.
“No. Espera”, la dije yo devolviéndole la sonrisa. Daniela se sentó sobre la tapa de la taza del water.
“Ya he visto como me mirabas los pies, ...
... guarrilla. ¿Qué pasa que te gustan?”, me preguntó.
“Los tuyos me encantan”, la respondí.
“¿Quieres olerlos?”, me preguntó. Nuevamente me encantó su línea directa de decir las cosas.
“Claro, trae a acá”, la dije y ella extendió su pierna derecha hacia mí. Yo cogí su pie y lo admiré, era muy bonito y efectivamente estaba muy cuidado. Acerqué su pie a mi nariz y aspiré profundamente. Un leve aroma (si alguien le gusta este tema ya sabrá de lo que hablo) me vino y lo disfruté mientras un chorro de flujo se abría paso en mi coño.
“Te gusta como huele, cerdita”, me pregunto.
“Me encanta y me pone muy caliente”, la respondí. Ella me llevó la mano al coño y pasó varios dedos por dentro de mi raja.
“Ya lo veo, guarra. Como te pones. Chúpalos, si quieres”, me dijo.
Yo seguí disfrutando de su olor un rato, alternando ambos pies, y después empecé a chupar sus dedos. La quité las sandalias y pude así disfrutar totalmente de su olor abriendo bien sus dedos. Estaba a cien.
“Me estás poniendo muy cachonda, cerda”, me dijo Daniela.
Como respuesta yo puse un pie sobre la tapa de la taza del water, a su lado, de forma que ella quedó frente a mi coño abierto. Así la invitaba a que me lo comiera. Ella no lo dudó y lanzó a mi coño abierto. Metió su lengua entre mis labios y empezó a lamer mi clítoris con gran maestría.
“Si, puta, si, si, come, come”, la decía yo que empezaba a estar fuera de mi. Por suerte no entraba nadie en los servicios. Mientras yo chupaba sus pies ...