1. “Touch and go”. La secretaria bien atendida, me hizo fama entre sus íntimas


    Fecha: 01/02/2020, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... exitoso.
    
    Mujer al fin, no pudo con su genio, el secreto de nuestro encuentro ya no fue tal, se “pavoneó” con algunas íntimas alardeando en las charlas de toilette de “lo bien calzado que esta el jefecito” y los buenos polvos que le hice disfrutar. La buena prensa, germinó y los ratones femeninos entraron en actividad.
    
    Salía del garaje, cuando me atajó una morocha de ojos esmeralda, tetona, con buena cola, casada con un tipo de la tesorería, conocidos de vista, pide que baje el vidrio y me dice:
    
    —No serías tan amable de acercarme, ¡por favor! – mal intencionada, remarca el “por favor”.
    
    —Subí, pero… no es gratis. – todo con una sonrisa prometedora
    
    —Tengo todo esto para pagarte… -se palmea la cadera.
    
    —¿A dónde? -le sonrío.
    
    —Donde tenga aire acondicionado, uf, hace calor... –pausa, y sigue: - Tengo tiempo para un turno, porque tenía que pasar a retirar unas cosas para mi marido, pero aquí (señaló un sobre) las tengo, me gané tres horas para mí, bueno para disfrutarte…
    
    Todo claro, compinches repentinos, amigos que se confiesan, se disculpa diciendo el consabido “no sé qué vas a pensar de mí...”. Maia ensalzó tus habilidades y los elogios del tamaño que calzas que ando mojadita y caliente desde ayer. Esta declaración me puso al palo, ¡cómo se levantó! Era curioso como esta cuarentona, tipo de ama de casa común, tal vez eso, de golpe me pone como un macho cabrío, con todo el furor por cogérmela.
    
    —¡Papito, la tenés lista!, ¿puedo tocar? - metió mano. – ¡Qué ...
    ... gorda! ¡Wow lo que me voy a comerrrrr!
    
    No bien entramos, nos fuimos desprendiendo de las ropas camino a la cama, desesperados, ganando tiempo al tiempo. Con el pantalón en los tobillos se prendió de “la gorda”, se le notaba que no comía así en mucho tiempo. Nos revolcamos en la cama, nos besamos todo, todo lo que hacía con ella producía la respuesta duplicada.
    
    —Papito, ¡soy toda tuya!, haceme gozar como quieras, estoy lista y protegida, todo al natural... y por... “dónde quieras”. – las últimas dos palabras sonaban gozosas, sensuales.
    
    Volcada otra vez sobre el palo de carne, me dejaba con la comodidad de acariciarle la concha e
    
    incursionar por el culo, bueno sin duda, movido con experiencia. Con la mano la hice llegar, uno corto, con la lengua llegó a un par, prolongados que acompañó de quejidos aprobatorios. Calificaba con buen puntaje, se colocaba como yo quería, cambiamos varias veces antes de darle la primera ración de leche, llenando la conchita con el producto espeso que tanto se esforzó y coronó con el tercero a modo de recepción de honor.
    
    Un cigarrillo marcó la pausa, mirando el techo, charlando de cómo se dio esta relación. Cómo lo disfrutó ella, sin culpas, con libertad para gozarme en premio a la fidelidad de los tantos años de casada sin dejarse por otro hombre que no fuera el legal. Me sorprendí como esta mujer, que no encuadra en mi “target” de levante pero que me colmó de placer.
    
    —Ahora con premeditada alevosía te voy a hacer el orto.
    
    —Qué ...