Mi vecina Concha
Fecha: 23/06/2017,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... intención, choqué contra su culo. Ella notó perfectamente la dureza de mi aparato y sonriendo dijo:
-Uy, uy, uy, pero chico!. ¿Así te has puesto por mirarme las piernas?
-No, no… bueno…, lo siento Concha –respondí- , es que…, no sé. Esto es…
-Chico!, pero si yo ya estoy mayor!, bah!. Y no pasa nada hombre, tranquilo.
Siempre es agradable sentir que aún…, ya sabes, con lo vieja que soy…
Ante su respuesta yo me sinceré al instante:
-No Concha, tú estás muy bien. De hecho me pareces una mujer muy atractiva.
Tu marido tiene mucha suerte.
-Uy!, pobre!, ese ya no tiene fuerzas para nada, el pobre!. Tú sí que estás
bien!. Pero bueno, hasta mañana.
Entré en casa como un relámpago y fui directo a mi habitación donde me hice una paja memorable pensando en Concha. Bufff, recuerdo que el chorro de semen fue tremendo.
Pasaron unos días y llegó el sábado. Era el mes de octubre y estaban empezando a conectar la calefacción. Yo estaba haciendo la comida y me di cuenta que no tenía sal, así que pensé en ir a pedirle a Concha, no sin la enorme esperanza de... Toqué a su puerta y abrió Concha. Me invitó a pasar y me dijo que su marido había ido al pueblo y que estaría fuera todo el día. Llevaba puesta la bata de costumbre, bastante desabrochada, lo que dejaba intuir el rico escote y sus muslos rellenitos. Fue a la cocina y trajo sal, pero noté que se había desabrochado un par de botones más que dejaban al descubierto sus piernas al andar. Me quedé embelesado y ...
... ella lo volvió a notar y me sonrió, sin embargo yo no tuve la valentía de alargar la mano y sobar ese culo apetitoso. Vamos que volví a mi casa súper empalmado, tanto que me la tuve que cascar.
Por la tarde fue ella quien tocó a mi puerta. Me dijo que tenía que purgar los radiadores de la calefacción para que funcionaran bien y me preguntó que si necesitaba ayuda. Ahí vi el momento!!!, le dije que sí con una sonrisa encantadora y entró en casa. Llevaba la bata de antes, bien abierta, aún más que antes, con lo que parte de sus pechos estaban a la vista. Ella se agachaba a purgar los radiadores y me dejaba ver sus tetas y sus muslos, casi hasta el coño. Me empalmé como un caballo. Yo pensé que ya estaba bien, así que mientras ella hablaba, en cuclillas, le puse la mano en el interior del muslo. Mmmmm, dios!, que sensación!, mi polla era una barra de hierro!!.
Concha se sobresaltó y quedó en silencio, mirándome. Yo mantenía la mano ahí, sobando el muslo. La otra mano fue a las tetas. Ella entonces intentó escapar de mis manos:
-Oye, oye, ¿no te parece que te estás pasando?. Esto no está bien!
-Concha –dije- déjame, por favor. Me excitas muchísimo y tú te desabrochas los botones, así que también quieres esto –dije señalando el bulto que tenía entre las piernas.
-No, no, no te equivoques!
-Ven –dije-
La agarré de las nalgas y le apreté mi polla contra su coño. Ella entonces pareció estar de acuerdo porque soltó un gemido y me agarró el culo. Entonces le metí la ...