Mi preciosa y sexy mucamita (II)
Fecha: 07/09/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: beto69, Fuente: CuentoRelatos
... sobre el cuerpo o si tengo que cambiar algo. Levantate el vestido…
—¿Cómo dice…? —preguntó.
— Eulalia, ya te dije anoche que soy un hombre grande; no estás con un chico que quiere mirarte la cola…
—Si, disculpe, tiene razón señor —y a continuación se levantó el vestido hasta la cintura.
Miré una cadera perfecta, curvas deliciosas, una conchita con unos labios carnosos que formaban una preciosa protuberancia tras la tanguita. Sin que se lo pida, coqueta, ella giró su cuerpo para mostrarme su culito. ¡Estupendo!: levantado, duro, cachetes llenos, zanjita delicada. Quería acariciarla.
—Eulalia, ¿estás segura que te sentís cómoda?, a mí me parece que te queda un poco suelta la bombacha… a ver… —dije, mientras avancé mis dedos y metí los pulgares debajo de los elásticos que rodeaban sus nalguitas. Ella se estremeció, pero no dijo nada.
— Yo me siento bien, no se señor, usted dígame…
Saqué los pulgares y con las dos manos palpé su culo espectacular. Me imaginé metiendo la pija en ese lugar…
—No sé… a ver date vuelta, ponete de frente…
Eulalia obedeció y con el vestido levantado me ofreció la vista de su cadera preciosa. Como la tanguita era transparente se veía el tajito de su conchita, deliciosa. La seda comenzaba a humedecerse. Ella dirigió su mirada al bulto en mi pantalón.
—Señor, ¿usted está seguro que todo me queda bien?
—¡Todo te queda muy bien…! Andá a tu cuarto; yo voy a dormir un ratito… —Pedí.
Excitados
Dos horas después desperté, ...
... con el semen pegoteado en mi vientre y mis piernas. Sin mirar porno, con la imagen de Eulalia, me había dado una gran paja. Me levanté desnudo con intención de ducharme.
Tal como se lo había pedido, la puerta de la habitación de Eulalia estaba abierta y vi que dormía. Se había puesto el baby doll negro, transparente y cortito. Era impresionante como le calzaba. Sus hermosos pechos sobresalían casi la mitad, al borde de los pezones, mientras que sus piernas parecían columnas decoradas con seda.
Entre en puntillas y me coloqué al lado de su cama. Recorrí su figura mientras la pija volvió a levantarse y aumentaron los latidos del corazón. Observé que la telita sobre sus labios vaginales estaba húmeda. Sospeché que la preciosa pendeja se había masturbado.
¿Habría sido por la calentura que le provoqué al tocarle el culo y conchita?, ¿o por ver mi bulto?
Las respuestas no importaban. El hecho es que esa pendeja tremenda estaba tendida sobre la cama al lado de mi cuarto, con un baby doll puesto y con su conchita mojadita.
Me arrodillé y acerqué mi cara a su entrepierna. ¡Qué fragancias cautivantes!; olor a flujo, sudor, perfume, piel joven, conchita. Sin pensarlo saqué mi lengua y la pasé por la seda, y así seguí, arriba y abajo, besando, chupando y empapando con mi saliva esa vulvita.
Luego de diez minutos la vagina de Eulalia comenzó a largar más fluidos sexuales; asimismo advertí que su clítoris, del tamaño de la tercera parte de un dedo meñique, estaba duro. Lo ...