Mi preciosa y sexy mucamita (II)
Fecha: 07/09/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: beto69, Fuente: CuentoRelatos
... Miré en el reproductor y en lugar de la película que había estado viendo antes de la llegada de la pendeja−una orgía entre dos pendejas y cinco tipos−se encontraba otra acerca de Lexi Belle culeando sucesivamente con siete hombres maduros. La cinta duraba 50 minutos y se encontraba casi al final. Indudablemente Eulalia había estado mirando la película, tal vez acostada sobre mi cama, masturbándose. Su bombachita dura por mis leches puesta sobre la almohada significaba algún mensaje.
—Eulalia, en tu habitación te dejé la ropa que te compré. Mientras almuerzo, andá a verlas, decime si te gustan…
Media hora después regresó, con una indisimulada cara de felicidad. Me hice el tonto.
—Señor, ¡gracias!, ¡muchas gracias! ¡Es hermoso todo lo que me regaló!; ¿Cómo voy a hacer para pagarle esto?; yo nunca usé ropa así, ¡y tanta! —exclamó.
—Bueno, me alegra que te guste; ¿pero por qué no te ponés algo de todo lo que es tuyo?
—¿Ahora? ¿Qué quiere que me ponga?
—A ver, veamos… Y me levanté de la mesa para ir juntos al cuarto de ella.
Hice como que estudiaba cada una de las prendas, miré repetidamente su figura, le pedí que se diese vuelta y caminase lentamente, hasta que finalmente le entregué una tanguita blanca y un sujetador al tono, junto a un uniforme de mucama color rojo, que era un vestido cortísimo. Acompañé las prendas con un par de zapatos cuyos tacos medían 12 centímetros.
—Ponete esto. Mientras yo miro mis correos en la computadora, vos duchate y ...
... cambiate; usá el perfume que te regalé…
Veinte minutos después sentí la fragancia francesa y escuché la vocecita de Eulalia:
—Señor, ya estoy; dígame que le parece como queda la ropa que me regaló…
Si la chica, mal vestida y descuidada era hermosa, con el vestido que se había colocado, arriba de tacos, estaba convertida en una modelo erótica. Con los zapatos casi alcanzaba el metro noventa de estatura; el vestido corto apenas superaba dos centímetros la curva de sus glúteos; el escote dejaba ver el borde del corpiño que albergaba sus tetas enaltecidas; y su bonito rostro estaba resaltado con labios rojos y pestañas curvadas. Se me paró la pija. Ella advirtió la reacción y enrojeció.
Alta potra
—Se te ve muy bien… ¿vos te sentís cómoda? —expresé, con la voz algo agitada.
—¡Me siento genial! ¿a usted le gusta cómo me queda la ropa? —respondió la chica, entusiasmada.
—Si… —dije intentando parecer indiferente mientras la pija latía y mojaba el pantalón.
—¡Todo es hermoso! pero, ¿toda esta ropa que me compró me va a descontar de mi sueldo?, esto debe ser muy caro… —expresó.
—La verdad, si: Una bombacha sola cuesta como una quincena del sueldo que te voy a pagar… son las que usan las modelos… Pero no te preocupés, no te voy a descontar nada. Sólo espero que las usés…
—Señor, ¡yo voy a hacer todo lo que usted me pida!
Imaginé toda clase de chanchadas.
—Espera un momento… —dije poniendo cara de juez— Mostrame la ropa interior, quiero ver cómo te queda ...