Confesión de un infiel (2)
Fecha: 09/09/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos
... recortar los pelos largos con la maquinilla del pelo, dejándolos al tamaño preciso. Los de encima del pubis a unos dos centímetros y los de la vulva rapados a todo lo que daba la máquina.
Tras descansar un momento porque la mano me dolía de manejar la máquina, procedí a humedecer la vulva y aplicar jabón de afeitar y procedí a rasurarla despacio. Tenía que meter los dedos para agarrar los labios, estirarlos y pasar la navaja, eso y un poco de intención por mi parte, hacían que rozase su clítoris y se fuese calentando.
Cuando terminé, el pelo que le llegaba desde el coño hasta casi el ombligo, había quedado reducido a un triángulo sobre su pubis y dejando un coño y ano totalmente limpios. Tras aclarar la zona con agua limpia, me dediqué a pasar la lengua por toda la zona rasurada, mojándola con mi saliva y haciéndola soltar suaves gemidos de placer.
Sus manos, que habían estado agarradas a los barrotes del cabecero, pasaron a presionar e intentar llevar mi cabeza a su clítoris. Procuraba evitar seguir su juego, desviando mi lengua a los bordes de su vulva y forzando el recorrido a ambos lados, hasta llegar a su ingle.
-MMMMM. SSSIIIIIII. –Repetía constantemente
-Por favor, D. Roberto. No puedo más. No me haga esto.
Su coño derramaba líquido sin parar, que unido a mi saliva, formaba un hilo constante que recorría su perineo, pasaba por su ano y caía sobre la toalla, creando una gran mancha de humedad. Aproveché para meter, primero un dedo, en su ano, ...
... follándolo con él hasta que entraba y salía con suavidad y luego un segundo, repitiendo la operación. Intenté presionar con un tercero, pero en ese momento noté que se sentía incómoda, así que dejé de hacerme el remolón y ataqué directamente su clítoris.
-AAAAAAHHHHH.
Se corrió inmediatamente al tiempo que subía su pelvis para presionar más contra mi boca, pero, al tener los tres dedos presionando contra su ano, el movimiento hizo que se los clavase del todo.
La posición de esos dedos, formaba un canalillo que hizo que entrase más flujo y saliva en su ano, facilitando más la penetración y ayudando a dilatar mucho mejor.
Retiré la toalla llena de pelos y húmeda, arrojándola en un rollo al suelo y coloqué una almohada bajo su culo para dejarlo a la altura conveniente, apoyé la punta de mi polla en su ano y procedí a meterla lentamente.
-Noooo, D. Roberto. Por ahí nooo. Se está equivocandooo.
-Cállese y abra bien el culo. –Le dije.
Y de un empujón, metí el glande dentro.
-AAAAAYYYYY. Me hace mucho dañoooo.
Con un dedo me puse a acariciar su clítoris por encima de la piel, mientras detenía el avance para dejar que se acostumbrara, así conseguí que fuese excitándose de nuevo y que su coño volviese a rezumar, lo que unido a algo de saliva por mi parte, contribuyeron a favorecer la penetración, que llegó al fondo en dos empujones sucesivos.
Mantuve mi polla quieta en su estrecho ano, mientras seguía acariciando su clítoris, disfrutando de la presión que ejercía. ...