Confesión de un infiel (2)
Fecha: 09/09/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos
... alternativamente, acariciaba su clítoris.
A los pocos minutos anunció su corrida y yo sentí la contracción de su esfínter, vaciándome en su interior.
A partir de ese momento, follábamos todos los días, excepto sábados, dedicados a visitas sociales y domingos y festivos, que acompañaba a mi mujer a la iglesia y a ver a los padres.
En su momento, y después de un largo parto, mi mujer dio a luz a una preciosa niña que yo recibí con alegría y Casta con la promesa de no volver a tener otro en su vida.
Una vez en casa, yo me encargué desde el principio de bañarla y darle el biberón, cuando detectaron que su madre no tenía suficiente leche, todas las noches. La acariciaba cuando la tenía desnudita sobre el cambiador, pasando mis dedos por su espalda y pecho suavemente.
Con el tiempo, se reía mucho conmigo, e incluso se excitaba y movía brazos y piernas cuando presentía que iba a entrar en casa por las noches.
No sé si fue por envidia o por influencias religiosas, pero uno de los días que estaba jugando con ella, Casta me montó un lío tremendo, acusándome de pervertido, pederasta y otras cosas más. Como consecuencia de ello, cambié mi actitud. Cuando llegaba, me acercaba a la cuna, le daba unos besos en la frente y me retiraba con mucho dolor de corazón.
La niña esperaba que la tomase en brazos, y al no hacerlo se echaba a llorar sin que la calmase su madre cuando la tomaba en brazos o se ponía a bañarla. Sé que era cruel por mi parte, y que me estaba vengando ...
... de su madre con ella, pero tampoco podía pasarme los días discutiendo.
Solamente jugaba con ella cuando su madre no estaba. Llegó un momento en el que ella no aguantaba más los llantos y me pidió que volviese a bañarla yo, a lo que me negué rotundamente. Le dije que ya no me apetecía. Tras discutir un rato, me dio como alternativa el buscar a alguien que se hiciese cargo de ella, a lo que respondí que antes de entrar alguien de fuera a cuidar a mi hija, saldrían las dos por la puerta. Lo dije tan enfadado que ya no se volvió a hablar nunca más del tema.
Tampoco sé si esto fue lo que desembocó en los hechos posteriores.
Nuestras relaciones íntimas pasaron de ser casi inexistentes a totalmente inexistentes. Mi atención estuvo volcada en ratos mínimos con mi hija y muchas horas con Susana.
Yo le decía que saliese y buscase un novio para casarse, pero ella no quería porque estaba muy bien conmigo. Le hacía ver que la diferencia de edad se iba a ir notando cada vez más y llegaría un momento que se quedaría sola. Además, insistí en que me gustaría tener algún hijo con ella.
Se negaba siempre a esta propuesta, diciendo que estábamos bien así, pero yo seguía insistiendo una y otra vez. Dos años después, Susana me dijo que había conocido a un chico y que le había insinuado que le gustaba y le había pedido salir juntos.
Hasta ese momento, todo me parecía bien, pero en cuanto me lo dijo, tuve que dominar mis celos y mi deseo de poseerla en exclusiva. Atrás quedaban las ...