1. Una noche más


    Fecha: 08/08/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Gryndal, Fuente: CuentoRelatos

    ... aprisionándola contra la única pared diáfana de su vivienda. El deseo dio paso a la urgencia, ambos no podían si no desear tener más extremidades para no dejar sin acariciar ni el más mínimo fragmento de su acompañante.
    
    Ambos estallaron en una sonora carcajada a la vez. Ella porque sus piernas impedían desnudarlo, y él porque la pared impedía terminar de arrebatarle ese dichoso vestido. Sutilmente, él la dejo en el suelo; y, como si no levitase sobre él, corrió sin dudar hacia la habitación. Él, se recreó en el momento, en la fragancia que ella había dejado a su alrededor al huir, en el bamboleo de sus curvas y en el reflejo de las tenues luces en su piel. Solemnemente él se desnudó, y avanzó hacia donde estaba su presa, siguiendo el rastro de prendas de ropa que había dejado a su paso.
    
    Pese a las muchas veces que la había contemplado desnuda, la visión de su joven cuerpo aún seguía turbándolo. En esta ocasión, la encontró apoyada en el cristal, contemplando a través de la ventana la naturaleza en su oscuridad. Como un cazador, se acercó sigilosamente a su presa, hasta rodearla con un brazo por el pecho, y el otro bajo el vientre. Depositó suavemente sus labios tras su oreja, sintiendo como su cervatillo se estremecía. Al ritmo en que su boca se deslizaba hacia la clavícula, su mano se deslizaba hacia su entrepierna, notando el deseo que ella sentía en el calor de sus dedos. Recordó el hacer de ocasiones anteriores, y sintió el estremecer de su espalda contra su ...
    ... pecho. Los segundos avanzaban más rápido de lo que los amantes deseaban. Él prosiguió con su rutina, ella prosiguió disfrutando de ella. Notó cómo su cuerpo ignoraba sus órdenes, siguiendo sus propios impulsos de convulsionar y endurecerse. De pronto, notó como sus piernas fallaban en el mejor momento, el placer la impedía mantenerse en pie, pero el firme abrazo de su hombre la permitió disfrutar del más intenso placer sin temor a dejarse caer.
    
    Extenuada, se giró hacía él, y elevando los talones, le besó, sellando con saliva la promesa de que eso no acabaría ahí. Él, la levantó del mismo modo que al entrar poco antes, pero esta vez sin nada que los separase. Sintió la humedad de ella, aun latiente, rozar la punta de su virilidad, y un escalofrío recorrió su espina dorsal; recordando el futuro e imaginando el pasado.
    
    Cargando su peso en sus brazos, la llevó hasta la cama, en donde depositó a ambos sin ningún tipo de delicadeza, prevaleciendo sus instintos más primitivos sobre cualquier tipo de precaución. Situándose entre sus muslos, recorrió con su boca su pecho, deleitándose en él como si se tratase de su última comida. Con sus manos recorrió el rostro de su pequeña Nereida, deteniéndose en la línea de su mandíbula justo antes de embestirla por primera vez.
    
    El suspirar simultáneo era algo que ambos esperaban que no desapareciese nunca a pesar de la experiencia. La urgencia del primer envite dejó paso al intenso disfrutar de 2 cuerpos en armonía. Las respiraciones ...