1. Una fuerza demasiado poderosa como para resistirse


    Fecha: 28/07/2019, Categorías: Incesto Autor: solotulosabes, Fuente: CuentoRelatos

    ... ¿Te gusta lo que ves?
    
    - ¿Las piernas de tu madre?, si están muy bien.
    
    - ¿Te pones gallito?, a ver si te vas a ir para casa calentito a pesar del frío que hace en la calle. (Caritas sonrientes)
    
    Julia dejo el móvil en la mesa, cogió su bebida y le dio un sorbo, después con un movimiento se inclinó hacia su madre, con cara de interesarle lo que le estaba contando. Movimiento que aprovecho para descruzar sus piernas con lentitud y acariciarse suavemente los muslos. Lentamente volvió a inclinarse sobre el respaldo de su silla, separando sus piernas aún más mostrándome la cara interna de sus muslos cubiertas con unas medias sujetas con ligas de encaje.
    
    Aquella visión era insoportablemente excitante y empezaba a sacar de mi interior mi instinto primario más feroz, imaginando mis manos sobre la parte superior de sus piernas y levantando los pliegues de su falda, para luego separar sus muslos suaves, tocándola, acariciándola, lamiendo su piel brillante. Casi podía sentirla rodeándome, jadeando y gimoteando en mi oído.
    
    El éxito de los 70 “If You Could Read My Mind" de Gordon Lightfoot que empezó a sonar me saco de mi abstracción y me saco una sonrisa, si su madre pudiese leer mi mente en estos momentos posiblemente sería hombre muerto. Mi móvil se volvió a iluminar, avisándome de la entrada de un mensaje corto y preciso, que no me hizo falta ni abrir ya que se leía completo en el aviso.
    
    - Te espero en mi casa en media hora.
    
    Madre e hija se levantaron de mesa, ...
    ... momento en que Julia aprovecho para ofrecerme una última visión fugaz de sus braguitas blancas de encaje, y se dirigió hacia la puerta con su madre después despedirse de mí.
    
    Hace unos años comprendí la química sexual era una fuerza demasiado poderosa como para resistirse a ella. La química sexual, a veces confundida con el amor, es la que puede llevar a dos personas por los senderos del sexo más corporal, emocional y desgarrador. Quien la ha probado una vez queda enganchado a ella de por vida. Fue esa química, la que me hizo llegar a la puerta de su casa, sin apenas darme cuenta que una fina y constante lluvia, me había calado hasta los huesos.
    
    La puerta se abrió, y tras de ella estaba Julia. Solo iba vestida con una camiseta negra en la que se veían los dos revólveres y las rosas sangrientas de los Guns´n´Roses, y que apenas cubrían las braguitas de encaje blanco que había visto hacia unos minutos. La puerta se cerró a mi espalda, mientras nos besábamos y mi abrigo cayó al suelo, fue un beso lento y suave, como un mar en calma previo a la tormenta. El calor de sus labios y el roce de mis dedos por la fina piel de sus nalgas, hizo que la bragueta de mis pantalones entrase en contacto con su cuerpo. Julia lo noto, se separó ligeramente y una sonrisa se dibujó en sus labios mientras me decía.
    
    - Espero que ese bulto que noto sea por mí, y no por mi madre.
    
    - Menuda encerrona, erres divinamente despiadada, y me gusta
    
    - ¿Te gustan mis travesuras? Ven vamos a hacer ...