1. Rosa, una empleada ejemplar


    Fecha: 26/07/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... embestidas eran furiosas de a ratos, prendadísimo de sus grandes y duras nalgas. -¡Tiene un hermoso culo Rosa, qué hembra es usted! Ahora mueváse, cójame la pija. Lo hacía suave y deliciosamente, con experiencia, una buena cogida de la empleada. En eso estuvimos, hasta que pude acabar en sus dos poderosas nalgas, salpicando mucha leche caliente. La atmósfera del cuarto era asfixiante y de olores sexuales. En otra ocasión, invité a Rosa, a mi casa, donde vivo solo, con la intención de darle un dinero. Asistió con su hijo, a quien lo dejé jugando en la computadora para de esa manera poder "charlar" tranquilos en mi habitación. Aquella vez si me desnudé, quería disfrutar bien el momento. -Tremenda mujer es usted Rosa. Déjeme decirle algo: es muy mujer. Y comencé a penetrarla, en estilo misionero. La visión de su cuerpo bajo el mío, me excitaba fuertemente. Lo gozaba, porque ella apretaba mi pecho o mis hombros con sus dedos, en señal de placer, sumado a sus casi imperceptibles quejidos. Su humedad se asemejaba a la de una catarata. De a ratos, sacaba ...
    ... mi miembro para acariciarle la mojada vulva. Luego de gozarla un tiempo, me paré haciendo que mamara mi pija, impregnada de sus fluidos. A la vez, iba preparando su culo para una esperada penetración, alternando entre uno y dos dedos. Rosa sabía que yo quería "hacerle el culo", o al menos lo intuía. Fui introduciendo mi pija lentamente, ante cierto temblor de sus nalgas y la obvia contracción del ano. Parecía con poco uso, lo que me fue calentando gradualmente. La cogí con furia como si fuera la hembra más sexy del mundo. Los olores de Rosa, muy particulares, permanecieron en las sábanas por un par de días. A punto de acabar, saqué mi pene del barro de su sexualidad, para eyacular espesamente en su cara. Ella, sin oponer resistencia una vez más, hasta tragó creo, un poco de leche caliente. Después me arrepentí de haber acabado así, no sé porque, así que le di el dinero, despidiéndola rápidamente de mi casa junto a su hijo. Poco tiempo después, abandoné el emprendimiento, quedando, adheridas a mi experiencia gastronómica, unas historias en el tintero. 
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