La evolución de Ana (1)
Fecha: 27/06/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: vladi, Fuente: CuentoRelatos
... puntita y luego volviese a meterla hasta que doliese.
Además, le dije que me acaricia las nalgas porque es una zona que tengo de piel muy suave y es agradable para los dos lo que era para mí muy placentero con sus manos asperotas.
Mi chico me montó a lo perro; bien lubricado y haciendo lo que le había indicado, me relajé cuanto pude y empezó a clavármela a lo que yo le ayudé abriéndome con una mano mientras él lo hacía con otra, dejando el ano bien descubierto, después empezó a restregarme el capullo contra el ano, lo que me puso bien cachonda. Aunque estoy acostumbrada a que mi novio Juan me lo haga con frecuencia cuando empezó a penetrarme me dolió bastante, pero en dos o tres intentos:
“Ay para un poquito que ya me duele, pero dame unos metisacas cortitos. Sácala hasta la bellotita”
“Métemela otra vez suavecito. ¡¡Ayyyyy que gustito me está dando ya!!”
En tres o cuatro metidas noté sus huevos en mis nalgas ¡ya me la había metido entera y estaba gozando!
Una vez metida toda y empezado el meneo, el dolor disminuyó hasta convertirse en gusto. El meneo duró un buen rato, lo que nos permitió dedicarnos frases que expresaban lo que estaba pasando:
“Con esa polla que tienes me vas a reventar, me ha dolido, pero ahora gozo como una perra”
“Que apretado tienes el culo y que gusto me das, se nota que te follan poco”
“No te corras todavía que me parece que yo también voy por el buen camino”
“Ya empieza a venirme el gusto-me dijo moviéndose más deprisa- ...
... Toma zorra lo que te has merecido” me dijo cuándo se corrió agarrándome la polla por delante y babeando y mordiéndome en la espalda”
Una vez corrido y cuando y se le salió le dije que yo me había quedado a medias. Lo entendió y mientras yo le acariciaba la cabeza me hizo una buena mamada.
Después de hablar del tema nos despedimos y quedamos como siempre a las 12 los jueves (ya os contaré en otra ocasión en que terminó la cosa).
Cuando volvía a casa reflexionaba sobre lo que había pasado; pensé que eso de prostituirme por diversión tenía más morbo que lo había pensado al principio y que cumplía con mis perspectivas de huir de la rutina que ya empezaba a notar con mi novio.
Después de ocho o diez días me volvieron a apretar las ganas así que me vestí como siempre, con el chándal por encima y me marché al pinar bastante excitada, no se me pasó en todo el camino, así que cuando llegué estaba muy mojadita. Me fui a mi sitio favorito, me quité el chándal, me ajusté bien las medias y el liguero, me puse la falda y el sostén, me pinté los labios y me senté en el coche a esperar. No tuve que esperar mucho hasta que llegó el primer “amigo” que por suerte era de mi gusto. Después de las frases intrascendentes de entrada, la conversación derivó a cuestiones más íntimas hasta que me acordamos que le haría una chupadita y le dejé que me tocara los muslos y la polla por encima del tanga para que se encelara bien.
“Bueno cielo, donde quieres que lo hagamos, ¿en los matorrales o ...