1. La primera vez que sentí la leche salir por detrás


    Fecha: 23/06/2019, Categorías: Incesto Autor: MariaDream, Fuente: CuentoRelatos

    Esta es la historia real de cómo fue mi primera penetración. El término hace referencia a la primera vez que metieron un pene dentro de mi. La razón de no llamarle perdida de virginidad, es porque fue analmente, y prefiero pensar en mi primera vez como la que sucedió en una historia que con gusto os contaré en otra ocasión. La historia que ahora nos centra, hablando en tono algo grosero, es de cómo me la metieron por detrás (Por primera vez).
    
    Comenzando la historia, esa noche era la primera vez que había recibido permiso para salir sola a altas horas de la noche, acompañada eso sí por alguna de mis compañeras de Universidad. Yo era la típica estudiante que siempre se dedicaba en cuerpo y alma a sus estudios, y que había dejado por completo toda clase de vida social, razón principal por la cual, a pesar de mis 18 de edad, aún no había podido conseguir quitarme la virginidad, y no precisamente por la falta de deseo, ya que como cualquier joven que a estas edades no ha sentido el ardor de un hombre, había sentido la llamada del deseo, que día de día se plasmaba en el olor de mis bragas al quitármelas después de una jornada completa.
    
    He de reconocer que no buscaba precisamente el desenlace que tendrá esta historia, pero sí que la intención principal de realizar aquella salida era la de recibir en mi culo la mirada de distintos machos que me hicieran sentir deseada, esperando que aquello provocase en mi un punto de inflexión y cambio de actitud que me ayudase a despertar la yo reprimida sexualmente que llevaba dentro.
    
    Había llegado la hora de salir, y algo avergonzada por ser la primera vez que saldría con el único objetivo de ser causa de masturbación de todas las miradas que mi culo recibiría, decidí vestirme con la ropa más provocativa que había podido comprar a escondidas de mis padres. Llevaba puestas unas finas medias negras, altos tacones de aguja, y un vestido negro y ajustado que marcaban mi figura. Mis pechos no son especialmente grandes, así que no necesite de ninguna clase de sujetador, y fue suficiente con la utilización de una camiseta elástica que evitaba que mis pezones se notase en excesivamente.
    
    Debajo del vestido, supongo que la parte de más interés para vosotros, llevaba un tanga negro que había adquirido en un mercado callejero esa misma mañana. No estaba acostumbrada a utilizar tanga de tipo hilo, por lo que sentía algo incómodo el roce del hilo entre mis glúteos, especialmente al agacharme, cuando sentía con fuerza la presión sobre mi oficio anal. Un punto clave para comprender la historia, es el hecho de que recientemente había terminado con mi período de menstruación, por lo que por seguridad, y al estar utilizando tanga, llevaba en mi interior un pequeño tampón de tamaño pequeño, que eran los únicos que mi virgen vagina admitía.
    
    Quedé con mis compañeras en la puerta de la sala de fiestas, a la cual me dirigí en bus, al encontrarse algo alejada en las afueras de la ciudad. Dentro del bus comencé a sentir los ...
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