1. Mi pariente me robó mi virginidad (Parte II)


    Fecha: 23/06/2019, Categorías: Incesto Autor: Esteban Jonás, Fuente: CuentoRelatos

    …mi dedo entró rico, suave y mientras más entraba más quería introducirlo hasta el fondo, era delicioso. Mi vagina estaba inflamada, me frotaba con energías, y cada vez se sentía más rico, sobretodo en el área de mi vagina, y más y más. Puse más rapidez y ¡OHHHHHHHH! Sufrí espasmos en todo mi cuerpo, gemía, sudaba profusamente, me mojaba, mi dedo seguía en mi culo. Finalmente me fui relajando, tomé un paño y me limpié mi humedad, quería ir al baño a asearme, pero me sentía muy cansada, decidí descansar un ratico en mi cama, pero ese ratico se convirtió en ocho horas. Cuando dormía, había tenido un sueño de lo más extraño con mi primo Claudio, mayor que yo diez años y el mayor de todos los primos en mi familia.
    
    En el sueño sentía a Claudio como si fuese un ser perverso, lleno de maldad, pero curiosamente eso me atraía, quería ser poseída por él, era como si me invitase a saltar con él hacia un abismo sin fondo, pero igual yo quería saltar, aunque el miedo y la angustia me invadía al mismo tiempo.
    
    Al levantarme en la mañana lo primero que hice fue ir al baño para orinar y darme una buena ducha. Mi vagina estaba llena de humedad aún y aun sentía mi culito con la humedad de mi flujo. Tomé la ducha, agua bien fría para terminar de despertarme y me aseé de la mejor manera posible. Mientras me duchaba, vinieron pensamientos ricos de mi primo a mi cabeza. Sentía mucha curiosidad por verle desnudo, quería ver su pene y también tocarlo, ver que se sentía tener un pene erecto ...
    ... entre las manos. De pronto empezaron a tocar muy duro la puerta del baño. Era mi madre, me estaba apurando porque ella también quería usar el baño, solo había uno en la casa.
    
    Dicen que, lo que siempre piensas y deseas, terminas atrayéndolo a tu vida, no sé si sea cierto, pero a menos a mí me ocurrió así, porque el día anterior, mi primo Claudio, se había comprometido con mi madre, quien era su tía, en reparar las puertas metálicas traseras de nuestra casa. Claudio era herrero desde hace vario años, tenía su pequeña empresa con la que sostenía a su esposa y a sus dos hijos.
    
    —Lolita, yo tengo que salir hoy al banco y al mercado, tú te quedas en la casa porque tu primo Claudio viene hoy a reparar esas puertas del coño que ya casi no sirven—dijo mi madre mientras tomábamos el desayuno
    
    No lo podía creer, me quedaría sola con mi primo… aunque… él es casado, con dos hijos, y además, era mi primo, pero sé que él me miraba con lujuria, aunque nunca pasaba de una palabra o de una mirada.
    
    Cuando se hicieron las ocho en punto de la mañana, mi madre ya estaba partiendo de camino al banco y a la vez hacía acto de presencia Claudio con su máquina de soldar y todas sus herramientas.
    
    —Claudio, si te da tiempo, quiero que me acomodes la ventana de mi cuarto, esa vaina ya no quiere cerrar—indicó mi madre.
    
    —Claro tía, seguro—contestó mi primo.
    
    Yo estaba en la sala de la casa viendo televisión, veía mi programa favorito de la mañana, aunque ese día ni sé que carajos hablaron en ...
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