La historia de Claudia (final)
Fecha: 15/06/2019,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... Claudia y Laura terminaron de describir los hechos, Blanca les dijo:
-Hay cosas que apruebo, perras, como eso de hacerlas renunciar a sus trabajos, prostituirlas y que vos, cachorra, sigas yendo a la facultad para ver de seducir chicas y traérmelas. Y ahora voy a contarles mis novedades. –hizo una pausa para estudiar la reaccionar de las perras ante los planes que tenía para ellas y al ver que seguían tranquilas, prosiguió:
-Mi esposo murió hace unos días en un accidente automovilístico en La Rioja. Al saberlo me sentí muy mal...
En ese momento, Claudia quiso intentar algún consuelo, pero la señora la detuvo con un gesto:
-No digas nada. Fueron más de veinte años juntos y sufrí con su muerte, pero estoy asumiendo ese dolor, el destino es así. Lo cierto es que dejó un seguro de vida muy suculento y además cobraré mensualmente una buena pensión que sumada a los ingresos por la prostitución de ustedes me permitirá vivir sin ningún sobresalto, y tampoco a ustedes va a faltarles nada. Voy a vender esta casa y con el dinero que saque más una parte del seguro compraré otra más grande donde vivamos las tres, con un cuarto para cada una de ustedes y que allí atiendan a las clientas. Mientras tanto vos te volvés a tu casa, Claudia, y vos, cachorra, vas a vivir aquí, conmigo. ¿Algún comentario, perras?
Ambas negaron con la cabeza y entonces el Ama se dirigió a Laura:
-Contame sobre esa tal Paola y lo que pasó cuando estuvo en casa de Inés.
La cachorra lo hizo y ...
... entonces la señora le dijo:
-Así que esa putita está enamorada de vos, ¿eh?...
-Sí, Ama, creo que sí.
-Bueno, vas a llamarla para contarle cómo están las cosas y que quiero conocerla.
-Sí, Ama, lo haré... ¿la llamo ahora?
-Primero acomodá todas tus cosas en el placard del dormitorio. Hay mucho lugar porque cuando mi esposo murió yo di su ropa a una entidad de beneficencia. Me hubiera hecho muy mal anímicamente mantener todos esos recuerdos.
Laura tomo sus dos maletas y la mochila y marchó a cumplir con la orden.
Blanca entonces le ordenó a Claudia que tomara el bolso que habían traído del departamento de la peluquera y dispusiera todos los elementos sobre la mesa.
La esclava lo hizo y empezó a excitarse al ver tantos allí tantos objetos de dominación y esa máquina que ya había probado.
La señora les echó una larga mirada apreciativa y sonrió al pensar en cuánto se enriquecía su patrimonio en esa materia.
Momentos después volvió la cachorra y Blanca le ordenó que desvistiera a Claudia. Para la esclavita, desnudar a su compañera era siempre una fiesta de los sentidos y se abocó a la tarea de inmediato, procurando controlar lo mejor posible el temblor de sus manos.
Cada parte del espléndido cuerpo que iba quedando al descubierto aumentaba su calentura. Tenía la boca seca y la respiración agitada y al quitar cada prenda aprovechaba para deslizar sus dedos por esa piel suave y ligeramente morena. Cuando Claudia estuvo desnuda tuvo que hacer lo mismo ...