Peludita y natural. Así me gusta que tenga la “cosita”, los cuernos saben mejor
Fecha: 06/06/2019,
Categorías:
Gays
Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos
... todos sabemos, cuando se producen fuera de programa, siempre son los que nos llenan de placer. Doris, vuelve del baño, como dios la trajo al mundo, la cosa peluda resalta contra la blancura extrema de la piel, mis recuerdos solo tienen archivo de vellos recortados o depilados, esta visión realza y enriquece la memoria visual de un calentón. Focaliza mi fantasía, me “aboco” sobre la fronda a buscar el manantial de jugos, hurgué con la lengua y retornaron los aullidos, el clítoris quedó atrapado en mi boca, el shock la sacudió, me atenazó entre los muslos.
Después del segundo lingual, breve paseo por el 69, se arrodilla, de bruces sobre la almohada, se entrega permisiva y sumisa. Piernas separadas, labios gruesos barnizados de jugo, el culo elevado incita ser poseído en cogida impetuosa y desaforada, la zona anal la tiene deliciosamente tratada, es evidente que la “tira de cola” se robó hasta el mínimo vello de la zona “del marrón”.
Comenzamos por la peludita, pero en el metisaca resbaló “por accidente” y “se” entró por el orto, sin llamar, y se le escurrió bien adentro. Con la escasa lubricación se puede sentir el fragor de piel a piel con toda la intensidad, goce del macho y molestoso goce de la hembra, el mejor combo para un polvo de antología por el culo de esta belleza tan blanca y ardorosa.
La cabeza se mandó por el canal, sin pedir permiso. Intentó salirse, en vano, volqué todo el peso sobre ella para asegurar la ocupación ilegal. Meta y ponga intenso, consumé ...
... el derecho de goce a fuerza y calentura, me demoré en gozarla omitiendo puteadas y reclamos de la sometida. En ese momento pensamos en Gustavo y le dije mientras le entraba de forma algo más salvaje, “coronado de gloria a morir”, acompañando con un par de ruidosas nalgueadas, enterrando toda la verga dentro de mi puta cuñada.
— Hijo de puta, ¡más despacio que me matás! ¡Despacio guacho! ¡me lo vas a desgarrar puto de mierda! —vocifera y putea a discreción, mientras el macho responde con nalgadas, enterrándose en lo profundo del culo de Doris.
Los gritos y sacudidas me recalientan, nuevos bríos, le doy “a todo trapo”, respondo cada insulto con una nalgada, cada gemido con un empujón. Nos dejamos llevar en la vorágine “culinaria” estábamos cocinando un exquisito polvete anal, y ella apunto de tragarse mi leche.
Culmina la culeada cuando descargo la enema de esperma con toda la fuerza. A pesar de la violencia ejercida en el tramo final, concluyó del mejor modo, aunque la “guacha” quedó reprochando haberle reventado el culo y dejado ardiendo y marcadas mis manoplas en sus nalgas. Sonreímos por el delicioso deleite de compartirnos en el placer de un polvo, tan urgente como imprevisto, pero digno de volver a repetirlo.
—¡Me gustaron tus nalgadas! ¡Que se repintan! ¿esta noche estoy sola…?
La respuesta quedó flotando, las ganas navegando en las tranquilas aguas del relax y los cuernos coronando la testa de mi cuñado.
Me gustaría conocer si alguna mujer como la Doris ...