Una madre muy puta consolando a su hijo
Fecha: 03/04/2019,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: morbocuentos, Fuente: CuentoRelatos
... lo que deseas, no me digas más.
Me levante de sus piernas, me arremangue la falda y me fui hacia su cama, me recosté boca arriba y separe mis piernas.
- ven hijo, se lo que Rebeca y tu hacían, puedes hacerlo conmigo también.
Alfredo se quedó unos instantes en silencio observándome, supongo que estaba algo atontado por el alcohol que había bebido, pero después de unos instantes, camino hacia mí, tomo mis piernas y las apoyo sobre sus hombros y comenzó a acariciármelas de forma rápida y brusca, se veía que estaba algo desesperado, su respiración era bastante agitada y sus manos recorrían mis pantorrillas hasta llegar a mis muslos, mientras me las besaba.
- tranquilo hijo.
Pero Alfredo no me hizo caso y después de unos minutos de estarme tocando así, se quedó quieto y vi que centro su mirada entre mis piernas, después sujeto mi pantaleta con ambas manos y de un tirón me la saco por completo.
- tranquilo hijo...!
Pero Alfredo ya no me hacía caso, rápidamente se desabrocho el pantalón dejando salir su verga, que ya para esas alturas, estaba bastante erecta y comenzó a acomodarse entre mis piernas, mientras que yo solo le decía,
- despacio Alfredo… me lastimas…
Una vez que estuvo listo, de un empujón me penetro, la dureza de su miembro me hizo lanzar un grito, pero Alfredo ni siquiera se inmuto al escucharme y ...
... comenzó a mover su pelvis más y más rápido, yo solo trate de acomodarme y deje que me siguiera penetrando de esa manera, su miembro estaba casi hirviendo, sentía como palpitaba dentro de mi cada vez que lo tenía dentro, se movía con una ímpetu, que muy pocos de mis amigos tienen, sus manos volaron hacia mis pechos y comenzaron a acariciarlos fuertemente, no podía negarle nada, era mi hijo y me sentía con la responsabilidad de complacerlo y consolarlo, su verga se iba haciendo más y más dura conforme pasaban los minutos, hasta que de pronto se quedó quieto unos instantes, introdujo su verga lo más que pudo en mí y comenzó a gemir, rápidamente comencé a sentir como su caliente semen inundaba mi vagina y su miembro alcanzo una dureza tremenda, después se quedó quieto y rápidamente se salió y rodo a un lado mío, cerré mis piernas y le pregunte que si le había gustado.
- claro Cristina, me hacía falta, no sé qué hubiera hecho sin ti.
Reí un poco y me levante, me acomode la falda y le dije.
- voy a hacer la cena, te espero abajo.
Él solo respondió que sí, que en un momento bajaba, Salí de su cuarto y ya cuando estaba en la cocina, sentí como su semen comenzaba a escurrir por mi entrepierna, comencé a limpiarlo con mi dedo y después lo lleve a mi boca, sin duda el semen de mi hijo, era el mejor que había probado.
Continuara…