1. La Tia Romina


    Fecha: 18/08/2017, Categorías: Sexo con Maduras Tabú Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster

    ... vesania que me dominaba. Gimoteando nerviosa le atrapé la boca en un nuevo beso largo, reposado y con lengua con el que darnos a conocer todo el mucho deseo que por el otro sentíamos.- Te deseo Romina… te deseo desde que llegué. Quiero follarte –me soltó de sopetón.Evidentemente, el muy ladino no se cortaba un pelo y casi me corro de emoción al escucharle aquellas sinceras palabras. Ahora fui yo quien clavé mis uñas en su redondo y apetecible trasero que el tejano no dejaba alcanzar más. Y de nuevo noté el bulto del muchacho, cada vez más ostensible pegado a mi muslo. Creí enloquecer, entre las piernas me sentía inevitablemente mojada. Aquel atractivo muchacho me había puesto bien cachonda y con los ojos entrecerrados supe bien cómo aquello acabaría.- Cariño, yo también te deseo –confesé en un hilillo de voz, abandonándome las palabras sin poder evitar el darlas a conocer.- Oh tía, cuánto tiempo deseándote, cuántos días deseando hacerte mía.Atrapando la camiseta entre sus dedos, buscó levantarla a lo que ayudé dejándola correr por encima de la cabeza. Me lo comí con deseo creciente como él hizo conmigo, cortos piquillos traviesos mezclados con besos mucho más largos y profundos que me hacían vibrar entre sus brazos. Pegados el uno al otro, le sonreí de manera perversa haciéndole conocer así las miles de sensaciones que me corrían el cuerpo. Carlos, conocedor de las mujeres, cayó nuevamente sobre el cuello rozándolo mínimamente con la lengua y provocando en mí un escalofrío ...
    ... con el que hacerme conocer el primero de mis orgasmos.- ¡Me corro muchacho, me corro… dios qué cachonda me pones! –grité sin tapujos mientras las fuerzas cedían, notando las piernas flaquear.Recuperada con dificultad de ese primer asalto, me lo llevé al sofá donde le hice sentar quedando estirada a su lado. Y allí seguimos con lo nuestro, yo enamorándole con mis muchas artes y Carlos besándome, acariciándome la silueta y sabiendo tocar los puntos más sensibles de mi cuerpo con lo que llevarme, paso a paso, a un nuevo placer. Realmente sabía bien cómo tratar a una mujer.Unidos uno al otro, la mano corría camisa abajo deseosa por explorar los rincones más atractivos de su anatomía. Le deseaba y ya era hora de conocer mucho más de él. Mientras me encendía con sus besos y caricias, bajé la mirada en busca de lo que tanto apetecía. La mano resbaló por el muslo, bajándola y subiéndola taimada hasta alcanzar al fin el pecaminoso bulto. Sin poder contenerme, bramé nada más mis dedos descubrieron la hinchazón creciente que bajo el pantalón mi querido sobrino presentaba. ¡Madre mía, qué bien servido estaba! –la mano chismosa fisgoneando ya sin descanso.Sin parar de acariciarle gemía sollozando emocionada igual que él lo hacía, allí echado sobre el respaldo y dejándose llevar por el roce continuo que mis dedos le propinaban.- ¡Joder muchacho, todo eso es tuyo! –no pude evitar decirle llevada por la inquietud.- ¿Te gusta? –le escuché preguntarme con voz ronca y en la que la turbación se ...
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