El poder de un masaje
Fecha: 15/03/2019,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... emanaba.
El estar sobre mi cuerpo, dominaba mejor la situación, aunque me enloquecían sus lamidas respondiendo de igual manera, cuando su dedo comenzó a friccionar mi ano, llegando a contraer mis esfínter, cuando algo frio se apoyo en ese sector, dude que era, cuando sentía oprimirse contra mi orificio, para ir introduciéndose lentamente sintiendo como mi recto se resistía, pero la presión que Lena aplicaba y ayudado por la lubricación anterior, continuo abriendo camino, hasta que llegó a su fin, cediendo ante ese objeto subgerente y dominante, quedando trabado y sellando mi abertura anal, produciéndome una sensación muy estimulante
Se bajo de mi cuerpo, mientras su mano oprimía la base del cono, que se mantenía asegurado en mi ano, mientras succionaba mis pezones, comencé a arquear mi cuerpo ante tanto acometimiento, que solo me llevaba a un estado de total arrobamiento. Lena no disminuyo en su ofensiva, sino que fue aumentando su accionar, cuando sus dedos, volvieron nuevamente a introducirse en mi vagina, más su boca que desgarraban mis tetillas. Mis gemidos se convirtieron, en fuertes exclamaciones, que no dudaba se oyesen en los recintos contiguos, pero era imposible contenerme, hasta que las convulsiones invadieron mi cuerpo.
Cuando me aplaqué y mi respiración no era tan agitada, me levante, sintiendo el placentero efecto del tapón en mi ano, mientras Lena se acostaba en la camilla, observando sus cautivantes aberturas, nos besamos nuevamente, hasta que llegue ...
... a su intimidad, para besarla de una manera algo corrompida, empezando a humedecer mi boca y nariz, cada vez que me internaba en su hendedura, lamiendo cada milímetro de su piel, mordisqueando sus labios vaginales
Percibir su olor y su humedad, me embargaba en una excitación irreconocible, Lena sufría acosos que le suministraba, deseaba comer su coño, y oír sus gemidos similares a los que me había producido, hasta que después de varios minutos, la llevé a un extenso espasmo.
Después de levantarse, se colocó un arnés, con un instrumento bastante persuasivo, lo miré algo vacilante, pero con interés en poder experimentarlo. Así que me acomode en otra camilla, colgando mis piernas en espera de su intervención, sin quitar el tapón, accedió por la vagina, bombeándome hasta casi llegar al orgasmo.
Mantuvo ese accionar bastante tiempo, mis gemidos fueron incuestionables, sus bombeos hacían sacudir mis tetas, una y otra vez. Así continuo y antes de venirme, levantó mis piernas para, y de una manera un poco brusca, retiro el tapón, evidentemente bastante dilatada mi abertura, pues en escasos segundos el diabólico instrumento se adueño de mi recto. No fue inmediato sino con cierta lentitud, que a pesar de mi amoldamiento previo, tardó algo a introducirlo.
Hasta que su pelvis estaba en contacto con mis muslos, mientras que el instrumento yacía en mi recto, dominante y estático, adecuando mi conducto.
Ese nuevo bombeo me llevo una nueva venida, retirando el instrumento, para ...