Trabajos sexuales capítulo 1
Fecha: 16/08/2017,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Crystal69, Fuente: SexoSinTabues
... Iba vestida con una blusita y una minifalda. Era toda una belleza y por eso el dueño del club estaba dispuesto a no perderla. En el corto tiempo que llevaba ya había tenido dos ascensos y constantemente la pedían para hacer bailes privados, o para tomar unas copas con los empresarios que iban frecuentemente. Nuestro club, por cierto, estaba en la parte mas rica de la ciudad así que la mayoría de los clientes eran hombres adinerados que dejaban buenas propinas y normalmente pedían que les mamaras la verga. Darcy no tenía problemas en comerse una rica polla. Le gustaba que le eyacularan en los pechos y en la cara, pero se negaba rotundamente a atender a gente fuera del horario de trabajo. —Bueno, gracias por traerme. —Sí, de nada —nos despedimos con sendos besitos en la boca. Ella subió rápidamente las escaleras de su casa y entró, donde la recibió Mariana, su compañera de habitación. Yo volví al departamento. Antes pasé a comprar unos pastelitos para mi hermanita. Cuando llegué, la pobre de Lilith seguía despierta. Siempre que yo tenía show, ella no dormía hasta que yo regresara a salvo. —Hola, ya volví. —¡Ashley! Qué bueno que estás aquí! Corrió a darme un abrazo. Iba vestida con sus pequeños shorcitos de la pantera rosa y su blusita de Batman. Una combinación rara, ya que ella era amante de los comics. La abracé con mucho cariño y ...
... le di un beso en la frente. —¿Te la pasaste bien? —Sí. Me vi un maratón de la Liga de la Justicia ¿tú? ¿bailaste rico? —Sí. Mucho jeje. —Vamos a darnos un baño ¿Sí? —¿No te has duchado? Ay, Lilith. Ya vas a cumplir 18 años y necesitas aprender a cuidarte sola. Bueno, está bien. En seguida voy —bostecé y saqué mi billetera —. Ten, esto es para ti. Son como $700. Te irá bien ésta semana. Lilith tomó el dinero, pero en su carita siempre había un poco de culpa cuando lo hacía. —Hermana… no tienes que bailar para pagarme la universidad. Cumpliré 18 años pasado mañana. Puedo entrar a trabajar. —¿Qué quieres hacer? —le pregunté mientras entrábamos al baño y nos desnudábamos. —Pues pensaba en bailar. —¿Qué? —¡Jajaja! No, como crees. No creo que paguen mucho por verme. Me falta un poco de atractivo. No me gustan mis tetas. —¿Qué tienen? Están ricas. Los pezones rosados están de moda. Podrías ser modelo de lencería si quisieras. —Bueno… quién sabe ¡jeje! Es que Darcy me ha contado lo mucho gana y pues me dio curiosidad. —Ay, hermanita —le pellizqué el cachete —. Me alegra que Darcy y tú se hayan conocido en la universidad, pero no le hagas mucho caso. Tú no tienes que trabajar en eso. Yo te mantengo ¿Sí? —¡Sip! Ahora ven, te lavaré la espalda. —Gracias, hermana. Sonreí. Llegar a casa y ver a mi adorada hermanita menor era la mejor parte del día.