1. El misterio del cliente y su asistente personal...


    Fecha: 31/01/2019, Categorías: Bisexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... lados.
    
    Valeria se acercó a mi, me tomo de la mano y me hizo cariño en el brazo. Era delicioso pero creo que me puse más nerviosa. Unos segundos después pude ver la cara de horror de la doctora.
    
    Se notaba que la doctora estaba incomoda. Mire a Valeria y por un momento pensé en cerrar los ojos y olvidarme de todo. Valeria le hizo una seña a la doctora y nos dejaron solas. Se subió a la mesa y me abrazo, me beso en la cabeza y me hizo cariño. Yo me perdí en sus abrazos, me acurruque en su pecho y disfrutaba de su olor. Por un momento pensé que me quede dormida pero justo en ese instante tocaron la puerta para avisarnos que él venía en camino.
    
    La noche fue igual que al hotel. Entre desnuda a la pieza y él estaba en silencio sobre la cama. Su pene era gigante y seguí sin falta las instrucciones. Disfrutaba mucho tragar su pene y me encantaba mirar a Valeria mientras tenía su pene metida en mi vagina, Mis jugos se escapaban y a pesar de que no era parte de mi idea, disfrutaba mucho. No me corrí, pero cuando recibí su leche en mi boca no pude evitar saborear esa leche.
    
    Él no se movió más, yo me puse en mi esquina y me dormí mirando a Valeria. Al despertar él ya no estaba.
    
    Los días rápidamente pasaron, la mayor parte del tiempo estaba sola y recibía las atenciones de las cuidadoras de la casa. Mi rutina comenzaba con una mañana en el spa, mis horas de gimnasio, un almuerzo finísimo.
    
    Me di cuenta que traían de la ciudad ropa, perfumes, flores, incluso masajistas y ...
    ... maquilladoras. Me sentía como una reina, no tenían que pedir las cosas, lo tenía todo, incluso una biblioteca completamente equipada.
    
    Mis mejores días comenzaban con la llegada de Valeria. Temprano me despertaba e íbamos al gimnasio juntas, un almuerzo light y en la tarde me convertía en su muñeca. Me esperaba en una pieza hermosa, se sentaba en un delicado sillón y me hacía posar desnuda. Junto a mi había la más hermosa y fina lencería, los vestidos de noche más espectaculares.
    
    Ella me mira y a mi me encanta mostrarme para ella. Me ponía en el piso, en cuatro y me ponía los calzones que ella elegía frente a mi. Los primeros días me ponía la ropa y me daba vueltas por la pieza mostrando como me quedaba. Pero con sus visitas y nuestra privacidad nos empezamos a relajar.
    
    Primero fue pasearme en lencería, siempre con tacos, me acercaba y le mostraba mis tetas. Ella miraba tranquila, a veces disfrutaba de un café. Días después comenzamos con el topless y poco tiempo después lo único que usaba eran los tacos. Me encantaba mostrame para ella, me mojaba para ella.
    
    No me di cuenta, en que momento paso que no sólo andaba desnuda, si no que me abría para ella. Le mostraba mi vagina, me tiraba en el piso y me abría de piernas, con mis dedos le mostraba mi interior y cuando mis jugos salían los tomaba con mis dedos y los metía en mi boca. Valeria me miraba en silencio, a veces me pedía alguna posición y otras veces solo miraba mi cuerpo.
    
    Estuvimos mucho más tiempo del que ...
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