Mi suegro me hizo su esclava (III)
Fecha: 20/06/2017,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: noeliamarrana, Fuente: CuentoRelatos
... tanto.
Don José continuó metiendo y sacando su pene con fuerza, mientras se puso a lamer una de mis tetas y la otra la acariciaba con una mano, dando pequeños pellizcos en mi pezón. La otra mano recorría todo mi cuerpo, deteniéndose por momentos en mis nalgas; de repente dejaba de lamer y me decía: “que sabrosa estás mamasota, que cuerpo tienes, tus curvas son perfectas, tus tetas y tus nalgas maravillosas; me encantas por sabrosa y por puta”.
En otras circunstancias sus palabras me hubieran molestado mucho, pero en ese momento sentía tanto placer que me sentí halagada por sus palabras, no tenía tiempo de pensar, solo de gozar y eso es lo que estaba haciendo; aún no logro comprender como sus caricias me volvían loca de placer, más que cuando lo hacía con mi novio José.
Mi suegro seguía entrando y saliendo de mí y también me metió un dedo en el culo; yo levanté los brazos y me sostuve de la cabecera de la cama, mientras me movía como loca, disfrutando de la cogida sin igual; minutos después llegó otro orgasmo gigante, una descarga eléctrica me recorrió todo el cuerpo; me estremecí y grité: “¡AAAAHHH SIIIII, ME VENGOO, ME VENGOOO, DELICIOSOOO, AAAHHHAAAHH MMMMM!”
Casi al mismo tiempo mi suegro también se vino, otra vez sin salirse dentro de mí, soltó grandes chorros de semen y apretándome una teta también gritó: “¡AAAAHHHH QUE RICOOO PUTAAAA, ME VENGOOO!”. Terminamos jadeantes y sudorosos los dos.
Don José quedó encima de mí solo unos segundos, me dio un rápido ...
... beso en la boca que no pude evitar, para después rodar y acostarse boca arriba junto a mí. Pasando saliva me dijo: “que buen palo nos echamos puta, que bueno que te esté gustando, porque así será hasta que uno de los dos desaparezca” y sin decir más, se durmió profundamente, roncando como un oso.
Yo me quedé unos instantes viendo la blanca tela que estaba en el “techo” de la cama y pensando en lo que había pasado; mi mente estaba hecha un caos; ¿cómo podría denunciar a mi suegro si me hacía gozar con tanta intensidad? ¿Me estaba yo volviendo loca por disfrutar de aquello, o me estaba convirtiendo en su puta particular? Pensando en todo eso me senté en la cama, aun recordando los espasmos que me dejó el tremendo orgasmo que sentí.
Me levanté, recogí mi ropa, o lo que quedaba de ella, y me salí de la recámara de mi suegro, cerrando la puerta con mucho cuidado; me fui a mi recámara, me puse la tanga y los jeans, el sostén y la blusa rotas los tiré a la basura; me vestí con otro sostén y una playera; me moría de hambre y sed, así que fui a la cocina, después de beber tres vasos con agua, abrí el refrigerador y tomé lo primero que encontré para comer; lo calenté en el microondas y me lo llevé a mi recámara para comerlo rápidamente. En cuanto terminé de comer me metí a bañar, me sentí asquerosa; luego, salí, me puse mi ropa de dormir y me acosté, acurrucándome en posición fetal y me puse a pensar que iba a hacer: ¿denunciarlo?, ¿ignorarlo?, ¿acusarlo con su esposa?, ¿o tal vez ...