Encender la llama
Fecha: 14/01/2019,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Kir, Fuente: CuentoRelatos
... pero la frene, la mantuve contra la cama y la bese brevemente en los labios. Apoye mi cara entre sus pechos y deslice mis manos por su espalda, y la abrace fuertemente contra mí, quería sentir todos los puntos donde nuestros cuerpos se tocaban, y ella también, me apretó aún más con sus brazos y con sus piernas enredadas en mi cintura.
Disfruté de aquel momento cuanto pude, pero ya era hora de apagar aquella llama que ambos llevábamos soportando tanto tiempo.
Me aparte de ella y la mire a los ojos, mi pene rozó los labios de su vagina y lo mojaron con sus fluidos, me balanceé suavemente, notando como se deslizaba tan suavemente gracias a lo mojado que estaba todo por el deseo que había despertado en ella.
Aparte la tira de las bragas y, coloque la punta en la entrada a su interior, que ya empezaba a palpitar esperándome. La miré a los ojos, puse mi mano sobre su rostro, ella la rodeo con las suyas.
Y empecé a entrar en su cálido interior.
Al entrar en ella de su garganta salió un gemido tan alto y con tanto placer en él que apenas me pude resistir de penetrarla y llenarla completamente, pero conseguí no ceder y comencé a moverme lentamente, pero ella no tenía tanta paciencia.
Con sus piernas agarradas a mi cintura me empujó fuertemente hacia ella y nos unimos completamente. Aprovechando mi momento de desconcierto y placer ella se abalanzó sobre mí, tirándome en la cama y quedándose ella encima.
Se dejó caer sobre mi pecho y apoyo ahí su cabeza, sentía ...
... prácticamente todo su cuerpo, sus brazos en mi torso junto a su cabeza, sus pechos aplastados contra mí, su vientre pegado al mío, sus piernas apretadas contra las mías y sus pies entrelazados con los míos.
Estuvo así un momento, momento en el que sentí placer en cada parte de mi cuerpo, en especial en donde más unidos estábamos y yo notaba como su interior ardía y palpitaba, exigiendo movimiento y placer. Empezó a mover sus caderas sin alterar su posición, yo la rodee con mis brazos y la abrace sintiéndola aún más. Sus caderas se movían a un ritmo perfecto, se alzaban hasta el punto en el que casi nos separábamos, en el punto en el que sentía como los labios abrazaban la punta y lo succionaban hacia adentro impidiendo que escapase, llegaba a ese maravilloso punto para luego con un rápido y firme movimiento hacer que su interior me envolviese completamente, se paraba un breve instante de esa manera, retorcía sus caderas y me hacía sentir el calor de su interior, lo mojado y húmedo que estaba por mí, por mis caricias, por mis besos y mordiscos, y como volvía a palpitar exigiendo otra vez aquel ciclo que entre suspiros, gritos y gemidos nos llevaba a ambos al mayor placer que podíamos sentir.
Una vez más calmada, apoyo sus manos sobre mi pecho y se irguió, desde esa posición pude contemplar aquellos pechos ligeramente mojados por el sudor y mi saliva, ella lo noto, y con sus manos agarro las mías.
Junto a sus manos recorrí sus muslos, sus caderas, su vientre y finalmente ...