... me iba a desalentar, por el contrario, más me calentaba la idea de cogerme al amigo de mi prima. Así que recurrí a otras herramientas que tenía para la seducción, busqué una tanguita de satín, blanca que recién había comprado y todavía no había estrenado. Por delante era sólo un pequeño triangulito que apenas tapaba mi conchita todita depiladita y por detrás sólo un hilo dental. Arriba sólo me puse una playera blanca, muy ajustadita y que con mi cabello mojado, recostado sobre una de mis tetas, humedecía la playera e insinuaba la forma de mi pecho que con lo excitada que estaba, marcaba muy bien el pezón erguido. Siempre me habían resultado las medias a tres cuarto de mi pierna, ya que me resaltaban la cola y en la combinación de blanco me quedaban muy bonitas. Cerraba toda esta vestimenta con una muy cortita faldita tableada, que estaba al límite, para dejar ver un poquito más allá de lo permitido. Con unos zapatos bastante altos que me permitían exhibir mis piernas con más delicadeza. Toda esta preparación me había hecho calentar de una manera que hacía mucho tiempo no lo estaba, no hacía falta que me tocaran para que mi concha se mojara, ya estaba perfectamente en jugadita. Volví donde estaba trabajando Phill, y le pregunté que cómo quería el café. Él agachado en un mueble y dándome la espalda me contestó que igual que como yo lo tomara, mientras me acerqué un poco más cerca, yo le dije que a mí me gustaba bien caliente, en un tono algo censual, entonces se giró para ...
... observarme y sorpresa, yo estaba muy cerquita suyo y creo que desde su posición ha podido distinguir incluso mi tanguita banca. Me giré como para ir a buscar el café, pero en realidad quería mostrarle la colita que podría comerse, me incliné un poquito a juntar algunas cositas que estaban sobre una mesa y para que tuviese una vista más completa. Parece que estaba dando resultado la estrategia, porque en un tono medio nervioso me contestó que como yo lo quisiera estaría bien. Enseguida volví con los dos cafés, los deje en la mesa, tomé su café, se lo acerqué en mano y luego le acerqué una jarrita con leche y le dije: ¿quieres leche también? Porque a mí me gusta con lechita calentita, y metiendo mi dedito en la leche, me lo llevé a la boca y lo chupé y le dije: mmmm, ¡me encanta la lechita! Parece que todo esto ya le hizo olvidar la confianza que mi prima le tenía, porque entonces me tomó la mano y me dijo, a mí me gusta como a ti, y volvió a meter mi dedo en la leche y me lo puso en mi boca para que lo chupara y al sacarme el dedo me dio un beso metiéndome la lengua comiéndome hasta los labios, a lo que le respondí de la misma manera. Mientras me besaba desmedidamente, tomó mi jarrita de leche y la colocó en una repisa junto a su taza de café. Y ahora con sus manos libres me aprisionó contra su cuerpo acariciando mi espalda y mientras me besaba el cuello, entre cortándose con su respiración, me decía: así que ¿te gusta bien caliente? ¿Y con lechita calentita? Y me agarró la mano ...