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Perla y Dany parte 1
Fecha: 04/01/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... manjar nuevo e intocable. Ella se asustó horrible al sentir mi boca en su linda vaginita. Y trataba de gritar y patalear para soltarse, pero la tenía completamente inmóvil. Mientras mi boca ya succionaba y lamía esa delicia entre sus muslos limpiando todo residuo de su delicioso orín. Me sentía como gato lamiendo a su presa antes de comerla. Sólo que ella no dejaba de moverse, me dificultaba la operación pero mi lengua y mis deseos eran más que las fuerzas de ella. Su sabor y olor eran deliciosos, era ya de una mujer. Su conchita liberaba ese sabor que todos conocemos perfectamente y nos enloquece. No me imaginaba como es que yo saldría vivo de todo eso, era una locura y lo sabía. Pero no quería dejar de saborear todo eso. Estaba loco, excitado a morir y asustado tanto o más que ella. Mi verga ya no podía más, la sentía lubricada a chorros queriendo escapar de su prisión. Los gemidos de lucha de ella me excitaban más. No dejaba de mover sus pies para liberarse. Sus zapatos me estaba lastimando demasiado los hombros. Pero mi boca no dejaba de lamer como desesperado. Mi lengua trataba de entrar en esa cálida y húmeda cabidad pero era imposible con tanto movimiento. Además sentía que me ahogaba por que su falda se bajó y no podía respirar pero tampoco quería dejar de saborear esa deliciosa cocha lampiña. Su postura era además incómoda tanto como la mía. Sus rodillas estaban a la altura de su cara, con una de mis manos en su boca y mi brazo sobre se estómago ejerciendo demasiada ...
... fuerza para no dejarla escapar. Pude notar que su diminuto clítoris se empezaba a abultar y eso me emocionó aún más. Se estaba excitado pensé. Saqué mi cara un poco para agarrar aire y sólo con la lengua me posé sobre ese hermoso y diminuto miembro femenino para saborearlo más y ver su reacción. El sabor era delicioso y ya muy conocido. Lamía como perro sediento endureciendolo y haciéndola que dejara de moverse. O al menos sus movimientos empezaron a ser diferentes. Pude notar que al pasar los minutos su cuerpo se empezaba a soltar y sus piernas se empezaban a relajar. Eso me puso como loco aun más y me dio más confianza. Ya que lo estaba disfrutando al fin. Así volví a mi faena de succionar toda su conchita. Sus gemidos ya no eran de lucha sino de placer, claramente lo estaba disfrutando. Así que tomé el riesgo y le dije: -Bellaza no voy a hacerte daño, voy a quitar la mano de tu boca pero no grites por favor ¿me lo prometes?, a lo que ella asintió con la cabeza. Lentamente retiré mi mano izquierda de su boca y respiré tranquilo por que ella no gritó, eso me alivió. Le dije: -Gracias mi niña no te haré ningún daño lo juro, sólo jugáremos un rato y te dejaré ir, lo prometo. Ella con su con su voz tierna y excitada sólo dijo; -Si señor está bien. Ya con más confianza retiré mi brazo de su estómago y levantando sus piernas le quité su calzoncito blanco y lo guardé en la bolsa de mi short deportivo. Así con sus piernas le levantadas y sin calzones entonces si pude tener toda su ...