1. La cacería


    Fecha: 25/12/2018, Categorías: Infidelidad Autor: mursiya, Fuente: CuentoRelatos

    ... rebeldía morirás entre crueles tormentos.
    
    Mientras esto me decía Jezabel un nuevo latigazo propinado por Rebeca recibía de nuevo mi espalda. Cada vez los propinaba con más crueldad, más violentos y con más fuerza. Mis dos diosas me tenías a su merced. Aunque tenía las manos libres no podía protegerme de los tremendos latigazos de Rebeca. Se notaba que estaba disfrutando con mi dolor. Poco a poco me estaban sometiendo, total iba a morir igual, pero si me ahorraba sufrimiento... Rebeca se acercó a mí y dejo un poco más larga la cadena que me unía al suelo de manera que me pudiera poner al menos de rodillas.
    
    -Te lo diré solo una vez más, humíllate ante Jezabel. Límpiale las botas con la lengua No me obligues a sacarte la piel a tiras con mi látigo
    
    -Ahh y a partir de ahora nos llamaras ama Jezabel y ama Rebeca – añadió Jezabel.
    
    No tenía otra alternativa. No me quedaba otra que someterme a sus deseos. Sabía que no saldría de allí con vida pero quería que me hicieran sufrir lo menos posible. Empecé a lamerle las botas a Jezabel, "por los menos las llevaba limpias" pensé. Desde la puntera poco a poco fui subiendo por sus botas hasta llegar al final de la caña de las botas. Por lo visto estaba complacida con mi conducta porque no decía nada. Al ponerme de rodillas mi cara quedó a la altura de su coño, me quede parado. Tenía unas ganas tremendas de besar su sexo. Comérmelo aunque llevase esos finos pantalones de montar. Aunque no se le veía podía intuirse fácilmente sus ...
    ... labios vaginales, su rajita tantas veces deseada por mí quedaba dibujada por los pantalones y la tenía ahora donde siempre había querido tenerla, a la altura de mi boca. Aunque la situación no era la que tantas veces había soñado. Ya me daba igual si la ofendía, peor castigo que la muerte no hay y mis dos amas iban a matarme así que metí mi cabeza entre sus apretados muslos y mi lengua luchaba por llegar a su coño aunque los pantalones me lo impedían, pero daba igual, tan finos eran que podía sentir el sexo de Jezabel con mi lengua. Empecé a lamer como un loco. Al principio Jezabel se quedó como perpleja por mi conducta, ya esperaba otro latigazo por parte de Rebeca pero éste no llegó, por lo cual yo seguí a lo mío.
    
    Una patada en mis huevos me hizo dar de nuevo con mis huesos en el suelo. Jezabel puso su bota en mi cuello y lo pisaba si piedad, la respiración me faltaba.
    
    -Maldito perro!!! Pero tú que te has creído, ¿qué puedes hacer algo que no te haya ordenado??? Te voy a matar antes de tiempo bastardo!!!
    
    -Vamos vamos Jezabel, déjalo que te lo vas a cargar antes de tiempo... dijo Rebeca.
    
    -Tienes razón. Este cabrón se va a enterar. Átale las manos a la espalda, átalo al suelo por un pie y quítale la argolla del cuello.
    
    Al mismo tiempo que Jezabel retiraba de mi cuello su bota y podía tomar un poco de aire Rebeca me propinaba una patada en las costillas que me volvía a dejar de nuevo sin aire. Tal y como estaba, boca abajo, Rebeca se sentó a horcajadas sobre mi ...
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