La cacería
Fecha: 25/12/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: mursiya, Fuente: CuentoRelatos
... propino el puntapié.
Espléndida, radiante, toda una domina. Una amazona de los pies a la cabeza. Los pantalones tan ajustados dibujaban sus labios vaginales. Se insinuaban bien. La de veces que me había imaginado estar dentro de ellos, disfrutando de ellos.
Se acercó a mí, caminando despacio, haciéndose admirar, gustándose, saboreando mi estupefacción. Me quede inmóvil, atónito. Se situó justo delante de mí. Mi miembro, ante la visión de su sexo aunque tapado por esos finos y ajustados pantalones, empezó a crecer. Creo que nunca había estado tan erecto y duro como lo estaba ahora por la visión de esa diosa, mi diosa, Jezabel.
Intente incorporarme para, al menos, ponerme de rodillas ante ella. Ansiaba besar todo su cuerpo empezando por sus botas, siguiendo por sus apretados muslos hasta llegar a poder besar su deseado sexo... tocar sus pequeños pero duros pechos y perderme entre sus carnosos labios en la inmensidad de sus ojos negros.
¡¡¡Maldición!!! Algo me impide incorporarme. No puede ser, me han puesto una argolla al cuello la cual está sujeta al suelo por una corta cadena por lo cual no puedo levantarme del suelo. ¡¡¡No puedo besar el sexo de mi diosa!!! Ni adorarla
-Mira a este imbécil, ¡¡¡se ha empalmado jajaja!!! Si supiera lo que le espera verías que pronto se le bajaba la erección jajaja
Conocía esa voz, era Rebeca. Ella había sido la que me había despertado de un patadón, pero ¿cómo era posible que una mujer que no era capaz de matar una mosca me ...
... hablase con ese desprecio? Más aun... ¿de dónde había sacado el alma para propinar tal patadón con la violencia que lo había hecho?
En algún sueño erótico con Jezabel me la podía imaginar casi así... pero no de la dulce Rebeca.
Mientras que me quedaba mirando a Rebeca sorprendido por el cambio de personalidad un tremendo golpe en mis genitales proveniente de Jezabel hizo que me retorciera de dolor en el suelo. Seguía atado por el cuello al suelo por lo que no podía hacer nada por huir de allí. Me tape con las manos mis doloridos huevos pero un nuevo puntapié de Rebeca en donde mi espalda pierde su nombre hizo que las quitara lo cual aprovechó para hacerme una nueva caricia en mis partes.
-A ver si te enteras y se te baja la erección estúpido. Aquí las únicas que tiene derecho a disfrutar somos nosotras. Creo que ya habrás caído en la cuenta de que lo de la cacería es una mentira. Bueno, una mentira a medias. Sí hay cacería, pero la presa vas a ser tú.
-¿Cómo dices, Jezabel? ¿Cómo que la presa voy a ser yo? Creo que la broma ya ha ido un poco lejos...
En el fondo estaba excitadísimo. Alguna que otra vez había tenido fantasías eróticas con algo parecido, pero la situación era real. Tenía una mezcla de miedo y excitación. Dos mujeres de bandera, una de ellas siempre la había deseado y estaba presente en la mayoría de mis fantasías sexuales de dominación, pretendían darme caza. Y para que fuera más humillante me habían desnudado completamente, solo me habían dejado ...