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La cacería
Fecha: 25/12/2018, Categorías: Infidelidad Autor: mursiya, Fuente: CuentoRelatos
... chimenea. Jezabel desapareció por una puerta lateral que conducía a la cocina a preparar el almuerzo y Rebeca estaba en el salón poniendo la mesa. -A juzgar por la decoración a tu familia le gusta la caza. No sabía que te gustase cazar.-le dije a Rebeca. -No es que no me guste la caza, que la he practicado algunas veces, pero la considero aburrida.- dijo Rebeca -no le veo el encanto a matar animalitos más pequeños que tú que no pueden defenderse, si al fin y al cabo tuvieran tu tamaño bueno pero así... En esas estábamos cuando entro Jezabel llevando una bandeja con unos bocadillos u tres cervezas. -Bueno, vamos a desayunar que el día va a ser largo. Luis, ese es tu bocata y ésta tu cerveza, Rebeca, eso es lo tuyo. ¿Lo tienes ya todo preparado para la cacería, Rebeca?- dijo Jezabel -Sí, ya está todo listo. Cuando quieras subimos a mi habitación y nos ponemos otra ropa más apropiada para ir de caza. Para cazar la clase de bicho que anda por aquí tenemos que ponernos una indumentaria más a tono con la situación jajaja. Arriba tienes todavía tu ropa desde la última cacería. -le contesto Rebeca. Yo ya había dado cuenta de mi bocadillo y apuraba el último trago de cerveza de la botella. -¿Cuándo llegan tus amigos los cazadores, Rebeca? Ya deberían de estar aquí.- dije sin levantarme de la silla en donde estaba sentado -No vendrá nadie más.- dijo secamente Rebeca en un tono de voz que nunca había escuchado en ella. Levante la mirada al escuchar la ...
... respuesta sorprendido más por el tono de su voz que por el hecho de estar solos. La cabeza empezó a darme vueltas y la vista se me nublaba. Lo último que vi antes de caer al suelo sin sentido fue a Rebeca y Jezabel de pie enfrente de mí con los brazos en jarras mirándome atentamente. En su cara se dibujaba una sonrisa maliciosa... No sé el tiempo que estuve dormido. Me despertó una fuerte patada que recibí en un costado. Poco a poco iba recuperando la conciencia pero la cabeza me dolía a rabiar. Estaba desnudo, tirado en el suelo. Unas botas de cuero negro altísimas, con tacón, fueron lo primero que vieron mis ojos al despertar. Poco a poco fui levantando la cabeza y mirando hacia arriba. Las botas llegaban hasta medio muslo en donde se adivinaban unas piernas firmes y bien contorneadas enfundadas en unos pantalones de montar color marrón claro ceñidísimos que dibujaban el sexo de una mujer con todo detalle. Una camisa azul entallada arrancaba poco más arriba del monte de venus y estaba ceñida a la cintura de esa diosa por un cinturón ancho elástico, haciendo las veces de hebilla una franja de cuero negro con cordones. Los grandes pechos de esa mujer no me dejaban ver su cara desde el suelo, ya que aún permanecía tumbado, medio aturdido y dolorido por la fuerte patada recibida en las costillas. Al fondo del salón escuche una voz familiar, era Jezabel. -¿Ya nos hemos despertado de la siesta perro? Entonces la vi. Iba vestida de la misma manera que la mujer que me ...