Fecha: 09/08/2017,
Categorías:
Lesbianas
Autor: augusto orense, Fuente: RelatosEróticos
Parte 2. Un dia de trabajo normal...
Suevia administraba un negocio familiar de venta de equipos de pintura y dibujo, que funcionaba en la ciudad desde hacía varios años donde trabajaban primos, tíos y conocidos de la familia, aunque en los últimos meses pocos pasaban tanto tiempo en el local como ella, que se dedicaba desde pagar las nominas y hacer las compras hasta reparar lienzos e incluso atender al público en los días más ajetreados.
Sin embargo, ese día las ventas estaban flojas y no habían entrado muchos clientes, en otro momento esto la habría contrariado, pero el día de hoy Suevia se sentía tranquila sabiendo que nadie la molestaría mientras ponía sus pensamientos en orden. O eso pensaba, hasta que vio a Vanessa, la vendedora de la tienda.
Vanessa era amiga de la tía de Suevia y trabajaba allí desde hacía un tiempo, pero esta última no la soportaba. No solo era su impuntualidad e irresponsabilidad, sino que además era su forma de vestir. Vanessa era una mujer de unos 35 años hija de portugueses, por lo que su piel era bastante blanca y nunca llegaba a broncearse sino enrojecerse, cosa bastante común ya que usaba siempre ropa corta y escotada con los brazos descubiertos.Aunque no era gorda sus piernas y sus caderas eran bastante gruesas, dando una pista de lo que vendría en su madurez, las llevaba igual de descubiertas, acentuando la visión de sus piernas que era uno de sus mayores atributos y el tamaño de su inmenso culo con faldas cortas y pegadas y ...
... tacones de corcho que nunca dejaba de usar, aunque Suevia veía con placer como sus gordos talones sufrían. Su cabello era largo y liso y su rostro no llegaba a ser hermoso, pero era agradable, de nariz fina y labios gruesos que sugerían algún antepasado mulato mezclado con su sangre lusitana.
Ese día no era la excepción. Vanessa llevaba un ajustado vestido verde claro que se pegaba a su cuerpo como una segunda piel. Suevia veía como sus piernas lisas constrataban con la tela y como ese día su culo particularmente parecía más redondeado, y como sus tetas –pequeñas, pero redondas- parecían a punto de salir de su escote.Parece una secretaria puta-pensaba Suevia. Se encontraba en la trastienda, en un cuarto que usaba de oficina pero que poseía una larga mesa que se usaba alternativamente como escritorio, mesa de conferencias y comedor, formaba parte de un galpón inmenso que era el almacén de la tienda y por su ubicación no permitía el paso de sonidos de la tienda ni de la calle, lo que le parecía perfecto ya que podía colocar su laptop sobre la mesa y trabajar de manera ininterrumpida durante largo rato. A la hora del almuerzo, Vanessa como de costumbre cerro la tienda para tomar su almuerzo, y se sentó en la larga mesa frente a Suevia, la cual no les prestó la menor atención como siempre.
Buen provecho-dijo Suevia en voz baja sin apartar la mirada de su laptop.
gracias-respondió Vanessa mirándola fijamente por un momento, Suevia levanto su rostro y sus miradas se cruzaron por ...