1. A la luz de la luna


    Fecha: 17/12/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... desvirgamiento. Así que, me puse el preservativo y en esa misma postura (a lo perro) empecé a intentar penetrarle.
    
    Después de un par de "intentos fallidos" logré apuntar el armamento en las coordenadas correctas y Cristian dijo
    
    "por ahí, sigue, ya entra!" y efectívamente, iba notando como su esfinter iba cediendo muy poco a poco, y mi polla iba ganando valiosos centímetros culo adentro, muy decisivos para poder luego clavársela del todo. Con todo el cariño y el cuidado del mundo, y a un milímetro por segundo, más o menos, iba metiendo mi polla en ese culo virgen. Cristian más que gemir gritaba, y le dije si le dolía, me dijo que un poco, pero que siguiese así, que el placer era 10 veces mayor que el dolor, que era bestial y que le encantaba, que estaba muerto de gusto... 8-))) (Joder! mientras escribo esto, llevo una "empalmadura" encima que voy a tener que desabrocharme los vaqueros... jeje...) Así que, nada, seguí abriéndome camino por ese culo que nunca antes había "pisado" ninguna polla, hasta que llegué al final, puesto que sus nalgas me impedían metérsela más hondo. En ese momento, le dije que ya la tenía toda dentro, y no recuerdo muy bien lo que dijo... no se le entendía lo que decía... debía estar en "éxtasis", jeje. Entonces, empecé el típico mete-saca, muy lentamente al principio, y más enérgico después. Aquello era un concierto de gemidos y suspiros que excitarían
    
    a un muerto! El "plas-plas" del choque de mis ingles con sus nalgas indicaba que estaba ...
    ... siendo una follada en toda regla, y a Cristian se le veía gozar y girar la cabeza de placer.
    
    En un par de ocasiones y por lo frenético de los movimientos, se me salió la polla del agujero, pero no costó nada volver a meterla, por lo dilatado y lubricado de su esfinter a esas alturas. Llevábamos ya como un cuarto de hora "cabalgando" juntos, cuando Cristian me pidió algo para no manchar los asientos. Le dí unas servilletas de papel y las puso justo debajo de su polla. Yo seguía follándole y enlentecí mis movimientos mientras él aceleraba el ritmo de su masturbación. Noté que el momento del éxtasis para Cristian estaba muy próximo, y me abracé a él mientras le seguía culeándo con suavidad. Le besaba, le acariciaba, y cuando ví que ya se estaba corriendo, puse mis manos sobre la
    
    suya, pudiendo recoger parte del líquido preciado, néctar sabroso. Parte del fluido caliente, que casi quemaba, cayó sobre mis manos. Terminó de correrse con mi polla aun dentro de su culo, y con su semen aún en mis manos lubriqué más su polla, si cabe, y se la acaricié muy suavemente para que aprovechase los últimos espasmos de su orgasmo. Sentía una especie de "corriente" por todo mi cuerpo que hacía que me tuviera que pegar a él lo máximo posible. De nuevo, y mientras le abrazaba, sentí la necesidad de juntar mi mejilla a su cuerpo, y ver cómo se corría. Una sonrisa de felicidad se dibujaba en mi cara mientras veía aquél espectáculo único: un chico eyaculando... Me lo quería comer... fueron momentos ...
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