El niño inmigrante. jaja
Fecha: 15/12/2018,
Categorías:
Gays
Autor: leeyoungjee, Fuente: SexoSinTabues
... con el paso del tiempo nos comparábamos la cantidad y lo largo de los pelos que nos brotaban en los huevos que a los trece años eran los únicos que teníamos, hacíamos competencias para ver quien escupía más lejos el chisgetazo de leche aguada que uno avienta en sus primeras veces, se acuerdan no? Al principio te sale como leche con agua y ya después con las manuelas y los sueños cachondos un día de pronto avientas leche de calidad, jaja ok no me hagan caso. Aunque para el siempre era como un simple juego, yo me sentía súper excitado y nervioso cada vez que estaba cerca de èl desnudo, a partir de los 15 años comenzamos a ponernos tan velludos como nuestros padres y hermanos, el vello púbico se volvió más rizado, nuestro vello de los sobacos y piernas que antes solo era una finita capa se oscureció y volvió muy ancho, los antebrazos, el pecho y estomago se poblaron, y de entre nuestras nalgas empezaron a crecer unas matas que al menos a mi me parecían insoportables, los calzones me empezaban a apestar a sudor de huevos y culo y si no me bañaba bien, los sobacos me olían rancio, si me hacia una manuela en mi cama y no me limpiaba bien la leche de los pelos, se enmarañaban y andaba como brocha mal lavada con el pelambre todo tieso y enredado, con el calorón de Nuevo León ya sentía que me asaba y casi que quería arrancarme el uniforme y la trusa para que se me bajara el bochorno. Mientras que yo no lograba adaptarme a mi nuevo cuerpo y empezaba a extrañar lo lampiño que era de ...
... niño, Roberto se sentía súper orgullos de ya ser un “hombre”, se abría todos los botones de las camisas para que las chavas vieran sus pelos y se acomodaba el pene en la trusa para que se le notara lo más posible el bulto, pasados unos meses, ya no aguante mas y empecé a no solo rasurarme la barba y el bigote y con rastrillo tumbaba todo el vello de los antebrazos cuando ya estaba muy largo, el pecho, la panza y los huevos, por cierto gracias a un comercial en el que hablaban del cáncer testicular empezamos a comparar el tamaño de nuestras bolas, me desesperaba mucho el que Roberto se sintiera tan orgulloso por tener los huevos más grandes y colgados que los míos, aunque de verga estábamos iguales 14 cms en ese entonces y yo estuviera más ancho y cabezón, para el los huevos parecían ser el remate definitivo, justo unos meses después papa y mama salieron con que teníamos que irnos a Michigan para que nos fuera mejor y trataron inútilmente de convencerme que iba a vivir en una ciudad grande, con un clima mejor, que no iba a haber tanto calor, que vendríamos de vacaciones, que podría estudiar en una mejor escuela e ir a una universidad americana y chala la chala la, el caso es que al final a pesar de que la abuela y una tía se ofrecieron a hacerse cargo de mi, mi padre y madre cargaron conmigo y mis dos hermanos y nos largamos a Michigan. Al principio extrañaba mucho mi casa, mi escuela y mi vida en general, no entendía a más de la mitad de la gente porque no sabía ni papa de ...