1. Mi estado de coma


    Fecha: 15/12/2018, Categorías: Infidelidad Autor: angel18, Fuente: CuentoRelatos

    ... supuesto, me intranquiliza… Ella queda en la habitación; durante algún rato se escucha el entrar y salir de enfermeras; jamás hay señales de que la cama de al lado esté ocupada o de que haya alguien más en la pieza: el doctorcito cumple con la promesa que hizo a mi novia de no permitir que se ocupe la cama contigua…
    
    Luego los ruidos cesan y la calma se apodera del lugar, señal inequívoca de que el horario de visita ha concluido y, una vez más, resuenan los pasos en los corredores, pero cada vez de manera más esporádica. Liz tiene el televisor encendido con el volumen muy bajo. En algún momento se advierte que sus dedos están pulsando el maldito celular y comienzo a temer otra tortura… Y una vez más no me equivoco:
    
    “¿Qué hacés, bombón? – Liz mantiene el tono de voz lo suficientemente bajo como para no llamar la atención de las enfermeras que andan por los pasillos -… Bien, ¿vos?… Y… dolorida, nene… hoy me costó estar sentada en el trabajo, jaja… ¡Me diste como en bolsa!… Jajaja… sí… ¿y qué pretendés si me dejaste la cola a la miseria? ¡Sos un guacho!… ¡Sí, jaja… obvio que la tenés grande, bombón!”
    
    No puedo creerlo… Le hizo la cola… Siempre me decía que no le gustaba esa práctica… La charla sigue durante un rato más y ella se mantiene divertida todo el tiempo y matizando con toques de picardía que remiten a algún momento compartido entre ambos. Me siento explotar, me siento morir… de hecho, quisiera hacerlo, pero hasta eso me está impedido…
    
    Por suerte resuenan ...
    ... pasos en el corredor…
    
    “Te tengo que dejar, bombonazo… viene alguien – anuncia Liz que también ha detectado los pasos -… Sí, lindo… yo también te quiero… besito… luego hablamos… muack!!”
    
    Mientras yo no dejo de maldecir para mis adentros (por cierto, no puedo de ningún modo hacerlo de otra forma) alcanzo a percibir que en el exacto momento en que ella corta la conversación, los pasos se han detenido muy posiblemente bajo el vano de la puerta. Después de tantos días en este lugar, los oídos se me van acostumbrando y aguzando, de tal modo que ya tengo un “plano auditivo” de la habitación… En principio, la llegada de alguien es un alivio para mí ya que significa que la charla entre Liz y Gastón, tan cruel para mis oídos, se verá interrumpida al menos por unos instantes… Pero esa sensación se esfuma cuando reconozco en las palabras del recién llegado la voz del médico, de Javier… Creo que ahora estoy peor que antes; al menos de Gastón la separaba una línea de telefonía móvil… En cambio, entre ella y el doctorcito habría sólo unos pocos pasos de distancia…
    
    “¡Hola!” – le saluda ella con un deje en la voz que no puede ocultar alegría ante la presencia.
    
    “Hola…” – le corresponde él y tengo la sensación de que trata de imprimir a su saludo un toque de sensualidad… Me irrita profundamente…
    
    “¿Ya terminaste hoy?” – pregunta ella.
    
    “Tengo que permanecer esta noche”.
    
    “Ah… ¿de guardia?”
    
    “Casi… no es exactamente lo mismo pero hay un paciente muy delicado cuyo estado tengo que ...
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