El sustituto de papá: yo
Fecha: 14/12/2018,
Categorías:
Grandes Relatos,
Autor: ynotmorela, Fuente: CuentoRelatos
... los llevó a su boca y daba pequeños mordiscos. Tuve ligeras fugas, no podía ocultar mis jadeos, lo disfrutaba al máximo.
Una vez que me dejó la volteé y comencé a restregarle mi pene entre sus nalgas, con mi glande le acaricié su culito a lo que respondió con un ligero "ay, andas travieso hoy, grandote". Se me salió una sonrisa y supe que hacer en el instante.
Inicié el pasar de mis dedos por su vulva y después a masturbarla con intensidad, rápido y fuerte. Su vagina ya estaba húmeda y tomé sus jugos y los puse a las afueras de su culo y usé como lubricante para estimularla. "¿Ay qué rico, pero qué me vas hacer hoy, grandote?", preguntó. Solo seguí moviendo mi dedo medio hasta que entró fácilmente en ella y le di su masturbación anal. Lo disfrutaba, sus gemidos la delataban, ya cada vez que soltaba uno mi pene, que estaba a las afueras de su vulva, punzaba.
Además de recibir mi dedo por el culo ella se frotaba con mi pene y me masturbaba, "tremenda puta que es mi madre", pensé. Tuvo una ligera fuga de sus flujos acompañados de un largo y placentero "ah". "Lo conseguí, hice que se viniera", volví a pensar. "Es hora que me des todo, niño", exclamó. Se acostó en la cama boca arriba y abrió las piernas.
Me puse delante de ella y llevé mi pene a la entrada de su vagina, jugué un momento con ella y con su clítoris hasta que me dijo que era suficiente, que la penetrara. Que sensación tan más maravillosa. Húmeda y tibia, además de su cadencial movimiento de caderas. Era ...
... maravilloso, mamá sabía verdaderamente como coger.
La puse en cuatro y la pequeña cantidad de luz que entraba de la calle me permitió ver sus nalgas sudadas, me chupé un dedo y le volví a masajear su culito, y repito, sus gemidos me hacían estallar por dentro. Por años escuchaba como papá se los provocaba pero en esta ocasión era yo.
Quedé encima de ella y volví a entrar, la penetraba con fuerza. Nos volteamos y estando de lado le tomé sus senos y los apreté; nuestras piernas se enredaron pero mis embestidas siguieron más y más fuertes hasta que sentí mi momento de venirme.
Mi cabeza la hice hacia abajo, con la mano libre que tenía jalé un cojín y lo puse frente a mi cara, mis jadeos, mientras llenaba a mamá de mi leche, murieron en ese cojín. Por mi descarga dentro de ella no había problema, mamá estaba operada.
Me cansé, mamá también. Quedó rendida boca abajo con las piernas abiertas. Su respiración era bastante agitada, "te amo", dijo acompañado de un suspiro y se durmió.
Salí de la recámara de mis padres y me fui a bañar, me cambié. Mientras bajaba las escaleras vi a papá, al que después de ese día no volvería a ver igual. Me preguntó por mi hora de llegada, ya que no había escuchado abrir la puerta, obviamente tuve que mentir.
A la mañana siguiente mamá tenía una cara resplandeciente, con una sonrisa de oreja a oreja. En el desayuno se le quedaba viendo a papá perdidamente... "Ay mamá, si supieras que esa cara la traes por mí", pensé...
Jamás lo volví ...