Mi mujer y su amante
Fecha: 10/12/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: atilale1, Fuente: RelatosEróticos
... tan lentamente y en menos de cinco segundos, tenía el pantalón abierto, dejando a descubierto unos calzoncillos negros hinchados.
Silvia abrió los ojos en grande:
- Sácate la botella que llevas ahí dentro, dijo ella.
- Lo siento, es todo natural se enorgulleció él.
- Quiero verlo, dijo ella.
- Bueno, todo tiene un precio… yo también quiero algo…
- Ya he hecho mucho, ahora te toca.
- No que va, como ya has hecho mucho, un poco más no será un problema, le sonrió él.
- No, te toca otra vez.
Pepe se bajo un poco el pantalón para dejar bien visible el bulto que tenía.
- Estos calzoncillos son como una prisión insoportable para mí, pero no lo liberaré de momento.
Silvia no le quitaba ojos. Inconscientemente, se relamía los labios. Parecía enorme.
- De acuerdo, ¿Qué quieres? Balbuceó ella.
- Desabróchate todo el vestidito y déjame mirarte, para empezar.
Ella siguió desabrochándose el vestido y pronto, se quedó sin un solo botón puesto. Entreabrió poco a poco su vestido, muy lentamente, con movimientos lentos y sensuales. Se acariciaba lentamente y a cada caricia, el vestido se abría un poco más. Acabó con el vestido totalmente abierto.
Pepe la miraba detenidamente, cada centímetro de su cuerpo recibía su mirada detenida: sus hombros, su sujetador, su vientre, el triangulito del tanga, sus muslos. Todo lo visible era estudiado atentamente por Pepe.
- ¿Y que más? Preguntó Silvia.
- Quiero que te quites tu conjunto…
- ¡Ni en sueños! ...
... Contestó ella.
- Bueno, dijo Pepe moviendo la cadera para hacer resaltar el tamaño de su miembro.
Silvia suspiro y empezó a quitarse el sujetador. Intentando no moverse demasiado, pasó las manos en su espalda, desató el sujetador y se lo sacó con bastante facilidad. Se lo dio a Pepe que se relamió al ver sus pechos así expuestos.
Ella lo vio y se los cubrió con las manos. Se quedó quieta un momento y las manos bajaron hacía el tanga. Cogió las gomitas del tanga por los lados y, arqueando las caderas, empezó a quitárselo. En esta posición estaba totalmente expuesta a la mirada de Pepe y eso le gustaba mucho.
- Voy a manchar mi vestido si me quito el tanga…
Pepe no pudo contestar. Ella lo aprovechó y siguió con el movimiento de las manos, acariciándose un poco al bajarlo. Cuando el tanga se fue, Pepe pudo ver que Silvia llevaba solo una manchita de pelo púbico por encima de su rajita. Se podía adivinar que tenía los labios totalmente depilados, o al menos es lo que le pareció a Pepe.
Este se relamió otra vez cuando Silvia le dio el tanga.
- Ahora quiero ver, le susurró ella.
Pepe se arqueo también y empezó a bajarse los calzoncillos. Su sexo saltó de su escondite y se quedó apuntando al aire.
- Whauuuuu, dijo Silvia, que pedazo de polla…
- Gracias, dijo él.
Silvia no podía quitarle ojo. Se quedó boquiabierta. Era enorme. Nunca había visto nada igual.
Cuando se dio cuenta, ya tenia los dedos rozando el miembro de Pepe. Solo lo rozaba, como si ...