Mi mujer y su amante
Fecha: 10/12/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: atilale1, Fuente: RelatosEróticos
Silvia se quedó parada unos instantes antes de subir sobre las escaleras mecánicas para pensarlo. Estaba un poco avergonzada por lo que había hecho, pero a la vez excitada. Su cabeza le decía que lo dejara, pero su sexo le decía de tirar adelante. De repente, se dio cuenta que tenía las braguitas húmedas, y eso hizo que se decidiese.
Cogió las escaleras mecánicas y bajo hasta la planta baja donde estaba el café.
Allí estaba él, sentado, con una taza de café delante.
Cuando la vio, le sonrió y le hizo una señal con la mano. Ella se acercó y tomó asiento en frente de él.
Se los veía nerviosos, estaban sentados sobre la extremidad de la silla, como dispuestos a salir corriendo, sus manos se movían sin parar y las sonrisas que tenían eran esas inmensas sonrisas que no te puedes quitar de la cara y que acaban doliendo.
- Qué tal estas, Silvia, dijo él.
- No ha cambiado mucho dese hace 5 minutos, contestó ella.
- Sí, claro, es verdad…
Una vez más, fue la dependienta (la del café) que salvó la situación rompiendo este silencio tan pesado
- ¿Qué tomará?
- Un café con leche, dijo ella.
- Muy bien.
La chica se fue a preparar el café.
Silvia empezó:
- Bueno, Pepe, lo que pasó arriba… es… solo un… juego y quería… bueno, que… no es nada…
Pepe, viendo que ella también estaba nerviosa, la cortó:
- Por supuesto, Silvia, no hay nada más que decir, fue… un juego, eso, un juego y ya está.
Volvió la camarera con el café, permitiéndoles respirar ...
... hondo.
- Perfecto, siguió Silvia, estamos de acuerdo. Fue un juego y como tal, ya no se habla más de ello.
- Entendido, dijo él, dándole la mano a Silvia como para cerrar el pacto.
Se estrecharon la mano para cerrar el pacto, pero no contaron con el contacto físico que esto generó. La corriente de excitación sexual que circuló por sus cuerpos hacía tan solo 10 minutos, cuando se tocaron por primera vez, volvió a circular, con el mismo efecto para los dos.
Se quedaron sin voz durante unos minutos y después, volvieron ha empezar con unas discusiones mucho más ligeras.
Cuando se despidieron media hora después, la incomodidad volvió un momento porque no sabían como despedirse. Al final, Pepe se acercó de Silvia y depositó un beso sobre su mejilla. La corriente volvió…
Unas semanitas pasaron y Silvia pensaba de vez en cuando a lo que pasó en aquella tienda… Hasta que una mañana recibió una llamada de Pepe. El le explicó que su hermana había roto con su novio la semana anterior y que estaba deprimida. Habían quedado, esta tarde, para ir al cine, pero ella acababa de llamar porque había conocido otro chico e iba a comer con él, y como ya tenía las entradas compradas, sería una lastima perderlas y por esto la llamaba.
Silvia se lo pensó un momento y aceptó la invitación.
Se encontraron un poco antes de las 4 de la tarde delante del cine. Se saludaron sin tocarse. Entraron, compraron palomitas y se fueron a la sala.
Por supuesto, estaba desierta. Se sentaron ...