Emputecimiento (I): Alfredo
Fecha: 23/11/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: eli{DS}, Fuente: CuentoRelatos
... de mil puñetas.
- Pedro -me dirijo al marido intentando disimular, tanto mi sorpresa, como mi excitación, añadiendo como si ya estuviera de vuelta con lo sucedido-, Magda es muy atractiva, yo te diría que una falda, no demasiado corta, negra, y una blusa ceñida roja, con escote de pico y botones, es suficiente. Zapatos de tacón, negros también, y la ropa interior roja o negra. Si se decide a ejercer, con que se quite la blusa y la ropa interior bastará. Desde luego, con esas tetas será la sensación durante los primeros días y si sabe qué hacer con ellas no le faltará clientela.
Magda se está, literalmente, bebiendo lo que digo. Parece que no viene tan obligada como me parecía y eso me gusta. Algo me dice que nos entenderemos…
- ¿Te parece bien así, Magda? -le pregunto clavando la mirada en todos y cada uno de los rincones de su anatomía-.
- Haré lo que quiera mi AMO, Señor -responde seca y lacónica.
- Magda -interviene enseguida el marido-, ¡Contesta a Alfredo!
- Sí, me parece bien, Señor -añade entonces más humilde y sumisa-.
- ¡Ah!, ese collar y las pulseras las dejan en casa -aconsejo a la pareja-. Todas las joyas. Que traiga solo bisutería. Y nada de documentación ni cosas que puedan identificarla. Mejor que no traiga ni bolso. Aquí los dedos se vuelven huéspedes. Y eso que se lo advierto a todas cuando entran. Buenas hostias he tenido que repartir a cuenta de los robos. Ahora ya no, ahora por lo visto ya no se estila, sería maltrato de género, ...
... aunque a más de una la gustaban, je, je, je. Pero siempre a la puta calle y con una notita en comisaría.
- Pedro -le concreto al marido-, el lunes tráela a las seis para algunas “formalidades” y tráete, también, una fotocopia de su carnet de identidad. Me quedare con ella, supongo que lo entiendes ¿Verdad? Te la devolveré cuando pase la semana.
- Si, comprendo Alfredo -responde el marido-.
- Pues creo que nada más, ¿Quieres otro whisky? -añado por cortesía-.
- No, es suficiente -me responde cortésmente-, son solo treinta kilómetros, pero los de tráfico están a la que salta y ya voy pasado.
- Magda, ¿quieres otra bebida? -le pregunto cortés a mi futura putita-.
- No, gracias Señor -responde ella con la mirada aún clavada en el suelo-.
- ¡Olga!, ¡Olga!, ¡Estas sorda coño! -grito a la distancia-.
- Tranquilo Jefe, me había tapado los oídos -se oye desde la otra punta de la barra-, ¿no es eso lo que quieres?
- Como te de una hostia, sí que vas a dejar de oír -por mucha familiaridad y confianza que tengamos, no me gusta que se pierdan las forma y menos aún delante de desconocidos-. ¡Dale tu teléfono a este Señor!
- Y eso ¿Por qué?, es que no tiene bastante con la gachí que trae. ¿Para qué quiere mi teléfono? -replica Olga algo celosa ya-.
- ¡Olga, Olga! te estás pasando, dale el teléfono, ¡Coño! -no puedo dejar de exclamar severo y firme-, luego te explico.
- Perdona, Magda, esta tía esta cada día más borde -intento disculparme ante la nueva-.
La ...