Relato de mi debut en el sexo anal
Fecha: 22/11/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: chicapervertida, Fuente: CuentoRelatos
... rato más frotando mi clítoris de una forma descomunal. Acaba una y otra vez. Descansaba un poco y me seguía frotando. Recuerdo que llegué a contabilizar hasta cinco orgasmos. Quedaba tan exhausta que me limpiaba, me ponía mi ropa de andar en casa y me acostaba a hacer la siesta mientras mis padres llegaban a casa. Era por poco una rutina diaria.
Al tiempo era yo la que quiera más. Quería que me tocara, quería que me besara, y sobre todo, quería que me dejara agarrarle el pene y jugar con él. Cómo mi tío se resistía a avanzar, comencé a buscar pornografía para ver qué otras cosas le hacían los hombres a las mujeres. El resultado me impactó. Ver a las chicas introducirse los penes enormes y moverse de la forma en que lo hacían; o ver como lo tomaban con sus manos y se lo metían a la boca para chuparlo una y otra vez, sin ningún tipo de asco, hasta que sus hombres explotaban directo sobre sus rostros, fue algo que me causó una fortísima impresión y un deseo cada vez más poderoso de querer proseguir con mis exploraciones sexuales.
Pero justo por aquellos días se presentó la ocasión de que mi madre me llevaría a mi primera consulta con el ginecólogo. Desde un par de semanas antes mi madre comenzó a hacer el trabajo de instruirme acerca de cómo era una consulta de ese tipo, la importancia que tenía y, en especial, acerca de que no debía avergonzarme porque el doctor me viera los genitales, pues era un profesional entrenado para ello y además ella estaría junto a mí en todo ...
... momento. Claro, para mi madre esa era la primera vez que un hombre iba a tener contacto con mis partes íntimas, pero para mí, la experiencia en lugar de causarme vergüenza, me generó una inquietud particular. Era como una mezcla de deseo y temor. Deseo porque para mí el tener a un hombre frente a mi vulva ya se había convertido en algo placentero, y temor, porque temía que, aunque aún no había habido penetración, de alguna manera pudiesen quedar en evidencia mis aventuras sexuales.
No sucedió nada de eso. Fue un procedimiento frío y rápido que apenas noté. Pero lo que si me dejó pensativa era que el doctor le dijo a mi madre que la siguiente revisión, que debía hacerse en un año, iba a ser igual a esta porque mientras yo fuese señorita no podría utilizar el especulo. Al salir de la consulta mi madre me llevó a comer un helado y como estábamos en buena onda yo aproveché para preguntarle qué era un especulo. Ella me explicó que era un instrumento médico que se introducía en la vagina para poder inspeccionar el interior, pero que no me preocupara por eso porque mientras fuese virgen no había necesidad de usarlo conmigo.
Mi lógica me hizo temblar de inmediato. Si dejaba de ser virgen el año siguiente, en la consulta con el ginecólogo, mi madre se enteraría; de modo que mis exploraciones estaban complemente restringidas y por más que lo quisiera mi tío no iba a poder introducir su miembro dentro de mí, como lo había visto en aquellas películas porno.
Curiosamente la noticia ...