1. Cariño ya estoy en casa y Mis Vecinos De Enfrente


    Fecha: 24/09/2018, Categorías: Bisexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Cariño, ya estoy en casaaaaa….
    
    Nunca pensé que, como para otros muchos maridos, esas palabras serían el preludio de un gran cambio en mi vida.
    
    Para seguir cumpliendo el tópico, ese día era la excepción del tremendo mes de trabajo que había tenido, tenía que dejarlo todo listo para las vacaciones de verano, pero había decidido volver a casa a medio día, aprovechando que mi mujer me había comentado que también saldría a esa hora y, sinceramente… un mes en el dique seco por cuanto a sexo se refiere, me animó a presentarme por sorpresa y desquitarme.
    
    Acabada de anunciarme y cerraba la puerta, pero no respondía nadie, lógico, mi mujer tenía puesta música en el PC que está en una habitación al otro lado de la casa y seguramente no me había escuchado.
    
    Aquí se suele decir que las ocasiones las pintan calvas, así que me dispuse a que la sorpresa fuese aún mayor… me quité la ropa, quedándome completamente desnudo con la idea de atacar rápidamente por la retaguardia, evitando la reorganización del enemigo.
    
    Fui sigilosamente buscando a mi mujer por las habitaciones de la casa, que se encontraba en penumbra ya que ella acostumbraba a bajar las persianas de toda la casa para evitar en lo posible el sopor del verano. Mientras la buscaba, la posibilidad de una inminente sesión de sexo estaba comenzando a tener consecuencias, empezaba a tener una erección que pronto me convirtió en un ariete viviente, la necesidad, añadida a lo morboso de la situación, ayudaba ...
    ... bastante.
    
    Busqué en el despacho… no había nadie, la música de Enya envolvía el silencio de la casa, ¿estaría en el dormitorio?... ¿Esperándome?, uhmm, estaba nervioso, todo me indicaba que tendría una tarde de sexo desenfrenado.
    
    Entré en el dormitorio igual de sigiloso, la pillaría en la cama y la atravesaría con mi tranca, ya a punto de reventar.
    
    El pasmo fue tremendo, me frené en seco en el vestidor, la imagen no era la que esperaba, sí, estaba mi mujer y sí, estaba desnuda, pero no esperándome, a su lado se encontraban mi dos vecinitos, José y Patri, los mismos que me prepararon una emboscada hacía más de un mes, para regalarme una de las mejores sesiones de sexo que había tenido nunca.
    
    No se dieron cuenta de mi presencia, el vestidor y la semi-oscuridad de la estancia me ocultaban parcialmente, un escalofrío me recorrió de los pies a la cabeza, dejándome la, hasta hacía unos segundos, tremenda erección en la mínima expresión de una verga.
    
    Mi mujer se encontraba fundida en un beso con Patri, la estaba acariciando los negros pezones mientras con su muslo la rozaba insistentemente su coñito.
    
    Patri la abrazaba, agarrándo violentamente los cachetes del delicioso culo de mi mujer y apretándolo contra sí, de tal forma que dejaba suficiente espacio para que José, en tanto, le estuviese dedicando su experimentada lengua en su deseado coño.
    
    No me atrevía a moverme, me sentía traicionado. Aunque lo hubiera pensado, me negaba a reconocer que mi mujer también podía tener ...
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