Experiencias familiares
Procedo de una familia normal. Mis padres se casaron muy jóvenes, con 16 años mi madre, y se fueron a vivir a casa de mis abuelos paternos, porque la situación económica era precaria. En menos de una año de casados, ya tenían un hijo y estaba de nuevo embarazada de mí.
Nací con problemas físicos, que por un motivo u otro, donde vivían no me podían tratar, y me trajeron mis abuelos a su casa, para acudir al médico de familia de su ciudad. El tratamiento duró más de lo esperado, y mi madre, embarazada de nuevo. Por ello acabe criándome con ellos, por suerte para mí. Mis abuelos eran muy trabajadores, de clase media, emigrantes de Francia, y me criaron como hijo único, por lo que al contrario que a mis hermanos, nunca me faltó de nada. Yo sabía quién eran mis padres, mis hermanos, tenía contacto con ellos, y demás, pero mi familia, mis padres, eran mis abuelos.
Pasaron años, y cada uno hicimos nuestras vidas, en ciudades diferentes, y caminos diferentes. El azar, hizo que un tiempo después, mis padres biológicos, junto a mi hermana pequeña, vinieran a vivir a mi ciudad. Por aquel entonces la “peque”, ya tenía sus 24 años, muy bien puestos, en todos los sentidos. Era mi hermana, y la quería como tal, pero la falta de contacto diario, también me hacía verla como la mujer sexy que era, y eso me turbaba. Como buen hombre que soy, mis 30 años recién cumplidos, y con lo que me gusta el sexo, siempre pensé, que de haber nacido mujer, de haber sido yo mi ...
... hermana, que golfa iba a ser, jejeje
El tenerla cerca, y querer retomar el tiempo perdido de relación, hizo que pasáramos mucho tiempo juntos, y salíamos los fines de semana, con mi pareja y su novio, mas como amigos que hermanos.
Un fin de semana, de puente, nos fuimos los 4 a una casa rural en las afueras, cerca de una estación de sky, y para nuestra suerte, y a pesar de ser casi Abril, cayó una gran nevada, que nos hizo disfrutar de la casa, nieve, chimenea y juegos………..
La diferencia de edad, 6 años, con ella y su novio, se notaban, en la madurez, cuando después de unas cuantas cervezas y bastantes chupitos, y juegos de mesa, Miriam, mi hermana, sugirió jugar a “yo nunca”, pero incluyendo una prenda, cuando tocara beber. Con el calor del alcohol, todos aceptamos de buen grado.
Varios yo nunca, y varios chupitos después, nos tenían a los 4 medio desnudos ya, y el juego empezó a calentarse con las afirmaciones.
Yo nunca me he masturbado pensando en mi hermano-a, dijo Fran, el novio de mi hermana.
Mi novia, María, mi hermana y yo, tras mirarnos pícaramente, bebimos.
María, solo en tanga ya, dejaba ver sin pudor el esplendor de su cuerpo. Una generosas tetas, talla 95C, con unos pezones duros y erguidos, atravesados por sendos piercings, 1,65 de estatura y unos 48kg de peso. Unas piernas muy tonificadas, y un culo duro y respingon. La transparente tela, del minúsculo tanga rosa, que apenas tapaba nada, dejaba ver su totalmente depilado pubis, y el tatuaje de un duende ...