1. La masajista


    Fecha: 25/08/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... aflojo, y pude ver parte de sus pechos. Mi calentura empezaba a subir.
    
    Acabo de masajearme la espalda, y me dio la vuelta para quedar boca arriba. Hizo justo lo que había estado temiendo todo el tiempo. Mientras había estado boca abajo mi erección estaba tapada por mi cuerpo, pero ahora que estaba boca arriba mi polla se iba a notar irremediablemente, y mas si solo estaba tapada por una sabanita corta. Justo nada mas darme la vuelta, zas la tienda de campaña estaba abierta. La chica se puso colorada, y sonrió haciéndome ver ese hoyito tan sexy que le salía en las mejillas al reírse, yo mas rojo que un tomate, cerré los ojos y deje hacer.
    
    Me retiro la sabana de mi miembro supongo que para darme mejor el masaje, ya que hasta después de diez minutos no la toco directamente. En ese momento yo estaba confiado, por que no me la había tocado, pero observaba que sus dos pezoncitos se marcaban a través de su bata, y que su mirada no se apartaba de mi miembro. Pero llego el momento, la agarro con su pequeña y fuerte mano y empezó a pajearme, subía lentamente, mientras su cara pasaba del blanco porcelana al rojo fuego, y mi mente me trasportaba a la tierra del placer. Intente incorporarme, pero no me dejo, no se que demonios dijo y siguió con su extraordinaria paja. Intente varias veces acercarla a mi pero se las arreglaba para escabullirse, pero al final lo conseguí y acercándola, desabroche otro botón de su bata y metí mi mano para acariciar sus pechos. Era algo ...
    ... indescriptible, era redondos y pequeños, pero duros con unos pezones apuntando al cielo. Los garre con mis dedos, intentando retorcerlos acariciarlos, al principio ella se movía para que no pudiera hacerlo, pero después sucumbió al placer y se dejaba hacer, mientras yo estaba a punto de correrme, ella se dio cuenta y paro de masturbarme. Aproveche el momento y me incorpore, esta vez ella si me dejo, y poniéndome enfrente de ella desbroche los botones que faltaban hasta dejar totalmente descubierto su cuerpo blanco como la nieve. Retire su bata y se quedo solamente con unas bragas de algodón coronadas por una pequeña puntilla, que dejaba transparenta su bello. Le retire la braga y ante mi quedo un precioso y velludo coño, la acerque a la camilla y la hice tumbarse, abrí sus piernas, y pase un dedo entre ellas, dio un respigo hacia arriba al mismo tiempo que emitió un apagado gemido, agarro mi mano intentando apartarla, pero entonces me acomodándome entre sus piernas empecé a besar, a lamer y chupar su clítoris, empezó a gemir al tiempo que movía sus caderas para arriba y para abajo, y con las manos me apretaba mas hacia su sexo, no tardo en pasar lo que tenia que pasar, y se corrió, el néctar que emanaba de su cueva, olía maravillosamente, se asemejaba mucho al potingue que acababa de usar para darme el masaje, intente seguir chupando del maravilloso néctar pero me quito de allí, se incorporo, y me cogió de la mano, me llevo a la cama, y me tumbo.
    
    Volvió a agarrar mi miembro y empezó a ...