Mi fantasía
Fecha: 23/08/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
He llevado a rajatabla toda la vida la máxima de ser una Señora, o, al menos, intentarlo. Pero, por supuesto, una Señora en la calle, y nadie, nunca, ha podido sospechar lo que hago o dejo de hacer en la cama.
No tengo ningún prejuicio; límites sí, pero todos los tenemos. Dentro de esos límites, todo vale. Y los límites son puramente higiénicos y de salubridad. Me explico: nada de zoofilia, y en lo escatológico descarto la defecación. Por lo demás, me gusta todo: desde el más tierno de los besos hasta la lluvia dorada, pasando por todo tipo de penetración, vaginal, anal, doble, triple,... propia y ajena.
Sentadas estas bases, hay una fantasía que hacía que me empapase sólo de pensarlo, y que nunca me atrevía a proponer.
Reconozco que soy una mujer muy morbosa en el sexo, abierta a casi todo.
Hace un tiempo, decidí hablar con mi marido respecto de mi fantasía, al principio sólo tanteándole. Él también es morboso, pero yo no sabía si accedería a darme "el gusto".
Una noche, estando los dos solos, le dije: "¿qué te parecería si volviésemos a hacer un trío?", a lo que él accedió encantado, como yo esperaba.
Sólo de plantearlo nos pusimos los dos muy calientes, y poco a poco fui contándole qué cosas me apetecía hacer con él y con otro hombre. Me sorprendió accediendo a todo. E inmediatamente decidimos buscar un hombre que estuviese dispuesto a participar de nuestro juego. Nos metimos en una página de contactos, y a los dos o tres días ya teníamos candidato, ...
... un hombre más joven que nosotros, con un cuerpo atlético y una polla más que apetecible. Estuvimos chateando con él unos días; yo me dediqué a calentarle todo lo que podía, incitándole a masturbarse, al principio sólo por escrito, luego poniendo sólo él la cam, y finalmente poniéndola yo también y masturbándonos a la vez. Fueron unas pajas descomunales, por su parte y por la mía, con mi cam enfocando mi coño palpitante y empapado, y la suya mostrando su polla dura y caliente, corrida tras corrida.
Le conté a nuestro amigo lo que queríamos hacer, y se corrió mientras se lo contaba, por lo que decidimos que era el momento de quedar con él y ponernos a ello.
Quedamos en un hotel de las afueras, tomamos una copa en el bar y subimos a la habitación los tres juntos, mi marido a un lado y nuestro amigo al otro. Ya en el ascensor empezaron a tocarme los dos al unísono: las manos de mi marido apretaban fuerte mi culo, y las de mi amigo entraron dentro de mi camisa y me cogieron las tetas, sopesándolas, manoseándolas. Mis manos estaban cada una en una bragueta, fuera de los pantalones, pero adivinando y sobando dos pollas que empezaban a crecer.
Como era un hotel apartado, con poca gente y un día entre semana, nos atrevimos a para el ascensor unos minutos para disfrutar de la situación. Cuando se paró, mi amigo me sacó las tetas y empezó a chuparlas con fruición, poniendo mis pezones duros y haciendo que yo se los metiera en la boca con fuerza.
Mi marido subió mi falda y ...