... embestidas, todas por la vagina.
Del único que me di cuenta de su turno fue de Jorge pues su penetración fue más fuerte y dolorosa, yo creo que esto me despertó un poco porque tuve otro rico orgasmo. Cuando me la sacó volteé para ver esa rica verga que me acababa de provocar mucho placer. Estaba mojada por los fluidos mezclados en mi interior, y todavía bien erecta.
Luego vi a Andrés agarrarse la verga para clavármela otra vez, yo con mi trasero bien levantado, volví a cerrar mis ojos para disfrutar, ya no me importaba quien me penetrara, solo me importaba sentir ese placer de estar siendo bien penetrada por aquellos hombres.
Nuevamente se fueron turnando, pero desafortunadamente para mí, el sueño me empezaba a ganar y por momentos no sentía las embestidas de mis hombres. Fue hasta que sentí el dolor de mi pequeño anito siendo vulnerado por la verga de Jorge que desperté un poco. Él me tenía tomada de la cadera y empujando muy fuerte, yo creo con todas sus fuerzas porque a pesar de lo cerradito de mi hoyito, lograba abrirse paso y penetrarme cada vez más a fondo.
Yo solo soltaba lamentos prolongados y muy fuertes, casi gritos mientras sentía el dolor de la penetración, aún así no hice ningún intento por zafarme, a pesar de estar bien abierta, casi a punto de reventarme la cola y ser partida por una enorme verga larga, gruesa y dura que me tenía bien insertada.
Por fin comenzó con su mete y saca, poco a poco mis lamentos se convirtieron en gemidos y el placer regresó a ...
... mí. Después de un rato Jorge sacó su verga y cedió su lugar, nuevamente se turnaron para cogerme pero esta vez por mi colita.
No sé qué me pasó pero caí en un sueño profundo por algún rato, cuando desperté Andrés me tenía con las piernas en sus hombros y penetrándome bien rico, pero me volví a dormir. Luego volví a despertar y esta vez me daban doble penetración, yo estaba sobre Iván que me penetraba por la vagina, aunque no pude ver quien lo hacía por mi anito, solo sé que se vino al soltar gemidos prolongados.
De ahí ese hombre le cedió el turno a Jorge, me di cuenta por el tamaño de su verga. Después de un rato Iván se vino besándome y mordiéndome un labio. Al poco rato también se vino Jorge.
Yo me volví a dormir. Cuando desperté ya era de día y esa maravillosa experiencia sexual había terminado sin darme cuenta en qué momento, ni de todo lo que me hicieron en el tiempo en que perdí la conciencia. Yo estaba en la cama todavía desnuda, con Jorge detrás de mí en posición de cucharita y con su verga ya flácida entre mis nalgas, y del otro lado de la cama y frente a mí estaba Andrés, ambos también desnudos.
Los otros tres no estaban, pensé que se habían ido o que estaban durmiendo en otra habitación. A mí me dolía todo el cuerpo, de hecho ni me podía mover, la cabeza me seguía dando vueltas y tenía una sed impresionante, sentía que me moriría ahí mismo por el dolor en todo mi cuerpo y por la tremenda sed.
Tuve que esperar a que despertara alguno de mis acompañantes para ...