1. Noche de sexo y estrellas fugaces


    Fecha: 21/08/2018, Categorías: Hetero Autor: priscilla69, Fuente: CuentoRelatos

    ... frente. Allí dos desconocidos en silencio.
    
    Me agarra de la mano con naturalidad. Sin echar en cara que una extraña ha invadido su espacio.
    
    Yo me dejo hacer. Me siento como una muñeca de trapo.
    
    El agua de la ducha empapa mi cuerpo y la camiseta que lo cubre.
    
    Mi pecho se pega a ella, mientras mis pezones están doloridos de tanta excitación. Quieren huir de la tela que los atrapa y tortura.
    
    Él lo percibe, y separa la tela con sus fuertes manos, dejándola hecha trizas.
    
    Los devora con hambre. Deduzco por su forma de actuar, que ambos estamos necesitados.
    
    Yo no sé qué hacer. Me da cierto reparo ir al grano y jugar con su crecida verga que se clava en mi ombligo, con ganas de más.
    
    Me meto dos dedos. Es lo único que atino a hacer. Meto otro más. Estoy tan excitada que siento mi sexo como un pozo sin fondo.
    
    Abandona mis pechos y se dirige hacia mi ombligo.
    
    Le paro en seco, y queda quieto.
    
    Decido jugar un poco y soy yo quien baja mis jugosos labios hasta su ombligo y pubis.
    
    Mis dedos continúan hurgando en mi carne crecida y loca de deseo.
    
    Introduzco su capullo en mi boca, apreciando su embriagador sabor.
    
    Él quiere más, y mete por sí mismo su dura y larga polla en mi boca, hasta tocar fondo en mi garganta.
    
    Succiono de una forma primitiva, en acorde a sus manos, ...
    ... que revuelven mi pelo, y acarician mi nuca.
    
    No nos damos cuenta, hasta encontrarnos en el suelo de gresite, mientras el agua nos envuelve.
    
    Nos comemos uno al otro. Su verga en mi boca y mi sexo en la suya.
    
    Hacía tiempo que no vivía una escena así.
    
    Noto unas fuertes contracciones que provocan una espiral de sensaciones y dan lugar a un escandaloso orgasmo.
    
    El también da un grito y yo, me bebo el fruto de su éxtasis.
    
    Nos quedamos unos segundos quietos y en silencio, con nuestras bocas llenas de ambos.
    
    Al ponernos en pie, nos miramos sonrientes y nos besamos. Intercambiamos nuestros sabores.
    
    Vuelvo a la realidad. Sentada en la terraza de casa.
    
    Saco los dedos de mi interior. Noto leves contracciones que aún perduran.
    
    No sé si llorar o reír.
    
    Observo el balcón del primer piso. Y allí, en la terraza está también sentado el Adonis de mi sueño, con una copa en la mano, ajeno a todo.
    
    Ya son más de las 12. Caen las primeras estrellas de la noche.
    
    Le miro fijamente y me corresponde con su mejor sonrisa.
    
    Alza su copa y me invita a un brindis. Yo acepto.
    
    Segundos después, nos sentamos a contemplar la lluvia de estrellas.
    
    Pido un deseo, uno hermoso, mientras mis ojos derraman una lágrima de esperanza. De fondo se escucha la canción "empezar de Cero" de Dani Martín. 
«12»