1. Una secretaria realmente perfecta


    Fecha: 29/07/2018, Categorías: Sexo con Maduras Hardcore, Tabú Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    ... una entrada del menú…Agregué que no podría esperar al día siguiente para ponerla en cuatro contra mi escritorio y azotarle el culo con mi verga.Julia sonrió otra vez y me advirtió que ya su esposo estaba en camino. Había hablado con él un minuto antes de recibir mi llamada.Solté una carcajada y le dije que era mejor si nos sorprendía cogiendo; así el muy estúpido podría entender al fin la tremenda hembra que se estaba perdiendo…Ella insistió y hasta intentó debatirse mientras se quejaba, pero su mente y su cuerpo no se ponían de acuerdo. Me miraba a los ojos diciendo que no; pero sus dedos ya estaban tratando de abrir mi bragueta.Saqué mi mano de su vientre y le subí la falda hasta la cintura. Mi verga endurecida rozó su labia humedecida y entonces Julia tuvo su primer orgasmo, gimiendo suavemente, mientras apretaba mi pija entre sus dedos.Me suplicó que no le hiciera eso; su marido ya llegaba a casa…Pero yo estaba mucho más caliente que ella. La aferré por un brazo y la arrastré hasta la cocina. Allí la empujé contra la mesada y le hice abrir las piernas. Metí mi mano entre sus cachetes y volví a acariciar su clítoris inflamado desde atrás.Julia jadeó y me pidió más.Luego tomé mi verga tiesa y la restregué entre sus redondas nalgas, rozando su estrecha entrada trasera. Le pregunté si la quería por ahí atrás. Ella me pidió que no; porque le había entregado la cola al cornudo un par de noches atrás y todavía le ardía un poco.Sonreí y la tomé por la nuca, empujando su cabeza ...
    ... hacia adelante, hasta que su cara quedó frente al mármol de la mesada y su redondo trasero en pompa hacia arriba.La tomé por los cabellos y la sostuve, impidiendo que pudiera levantar su cabeza. Entonces empujé mis caderas hacia adelante y la punta de mi pija se deslizó con facilidad entre sus dilatados labios vaginales.Julia aulló y después gimió con suavidad.Esa cola redonda me calentó mucho y le apliqué un par de azotes con la palma de mi mano, que resonaron en toda la casa. Julia gritó, diciendo que eso dolía.Comencé a bombearle la concha con todas mis ganas.Yo estaba a punto de acabar, cuando sonó el teléfono de Julia. Estaba al alcance de mi mano; así que, sin cambiar mi ritmo, me estiré y se lo entregué a mi fiel secretaria.Era su marido; estaba en la puerta de calle; preguntando si hacía falta comprar algo en el almacén de la esquina antes de subir.Julia hizo un buen esfuerzo para no gemir de placer con mis duros embates y alcanzó a decirle que podría ir hasta allí por aceite y sal.Apenas colgó, me insultó diciendo que yo era un hijo de puta; pero sus caderas seguían yendo al encuentro de mi pubis y mis embestidas en su concha eran cada vez más duras y largas.Julia logró zafar de mi mano sujetando su cabeza y giró para mirarme; dedicándome una cara de lujuria que me dejó loco.En ese momento ella acabó, aullando como una verdadera perra en celo. Sentí que mi verga era recubierta por sus cálidos fluidos.Dos segundos después le inundé la concha con mi semen y ella volvió a ...