Trio
Fecha: 10/07/2018,
Categorías:
Bisexuales
Autor: sonjia, Fuente: RelatosEróticos
Trio
Era sábado por la noche, yo volvía para casa después de una sesión de discoteca mediocre, aburrida y sola.
En aquella época acababa de dejar a mi novio de toda la vida y soñaba despierta con probar aquellas cosas prohibidas que había visto y leído en películas y revistas porno. Mi cabeza no paraba de imaginarme en situaciones en las que estaba con otra mujer y eso me excitaba tremendamente.
Esa noche ya casi a punto de llegar a casa, un coche se puso a mi altura.
El conductor bajó la ventanilla y me llamó. Yo me acerqué y vi que eran una pareja. Pensé que querrían preguntarme alguna dirección y me agaché para hablar con ellos.
Para mi sorpresa, me preguntaron dónde iba y si quería tomar algo con ellos. En ese momento cruzó por mi mente la posibilidad de que se tratase de aquello con lo que tanto fantaseaba y acepté.
Me subí en su coche preguntándome si me había vuelto loca al hacer algo así pero a la vez muy excitada ante la perspectiva de que fuera lo que imaginaba.
Llegamos a su casa, por el camino habíamos hablado de cosas normales con lo cual pensé que era yo quien no estaba en su juicio imaginando cosas.
Por fin llegamos a su piso. El hombre nos sirvió unas copas. No era feo aunque estaba algo grueso. La mujer era guapa, de pelo negro intenso y delgada, los dos tendrían unos treinta y pico. Yo tenía 23 añitos, era alta y rubia y tenía –y sigo teniendo- un cuerpo con buenas curvas, piernas largas y esbeltas y emanaba sexualidad por los ...
... cuatro costados.
Mientras bebíamos, ella se levantó para cambiarse y ponerse cómoda
-os juro que eso es lo que dijo- al poco rato volvió llevando un kimono que se abría por delante dejando ver su desnudez.
Al verla así, no me quedó ninguna duda de lo que iba a suceder aquella noche, simplemente esperaba que fuese tan bueno como yo lo había imaginado.
No recuerdo bien como empezamos, tal vez a ella se le abrió la bata mostrando los pechos, pero el caso es que su marido me pidió que la acariciase y yo lo hice. Mientras le cogía los pechos me entró una gran excitación, ¡estaba haciendo realidad mis deseos de tanto tiempo!. No los tenía muy grandes y tomando uno de ellos, empecé a lamerle y mordisquearle el pezón hasta que se puso duro. Agarré el segundo pecho y lo acaricié con la palma de mi mano, luego los dos con las palmas de las manos, era una locura. El marido estaba viéndolo todo y me iba diciendo lo que quería que le hiciera a su mujer. Por fin llegó lo más esperado. Ella separó las piernas. No llevaba bragas y su vulva estaba brillante de flujo. Era más oscura que la mía y su tacto en mis dedos era extraño y fascinante. Empecé a masturbarla con la mano, pasándola sobre su clítoris y pronto el marido me pidió que le comiese el coño.
Acerqué mi boca, le separé bien los labios y observé llena de curiosidad y de deseo aquel coño de vello negro, preguntándome que sabor tendría y si me gustaría. Sin ninguna experiencia prevía, empecé a lamerla suavemente, mi lengua ...