Pecado carnal. Con la sobrina, en la pasión prohibida
Fecha: 23/07/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos
Siempre he sabido mantener la distancia y conservar el debido respeto, teniendo bien en claro dónde encaja cada cosa, recordando siempre ese viejo dicho “donde se come no se c…”
Pero… la razón sube por la escalera y deseo por el ascensor, siempre le gana a todo, es más rápido, más escurridizo, siempre encuentra una artimaña para meterse en las sábanas que no debe.
Precisamente eso fue lo me sucedió, no pude contener el deseo y la calentura que la sobrina de mi pareja despertó en las últimas vacaciones.
Los hechos aún laten en mi cerebro y bullen en mi sangre. Rosmarie, tal el nombre de este ángel y demonio que consiguió hechizarme de tal modo que no la pude apartar de mi pensamiento, todo el tiempo demonio de la tentación incitándome a esa pasión prohibida. Desde el mismo momento que llegó con una amiga para compartir dos semanas de vacaciones, sentí clavarse en mí el flechazo de cupido.
Había algo en ella que me provocaba todo el tiempo, no podría precisar qué ni de qué modo, tal vez todo y de una forma total que parecía que todos sus actos y movimientos estaban signados y dirigidos para concentrar mi atención y excitar mi deseo en ella.
Cierro los ojos y casi puedo sentirte como me desnudas, buscas esa verga que te hace delirar en las noches de manos huérfanas de mi carne, de boca ansiosa por sentirla ocupada con la deliciosa sensación de tenerme en tu boca y jugarle con la lengua hasta el delirio. Puedo sentirme agarrado en tus manos hasta que no pude ...
... aguantarme más y te monté encima mío, quería sentirte subir y bajar apretando mi sexo empalado en tu conchita, ver ondular tu vientre en el vaivén de una sensual y urgente cogida, buscando ese orgasmo contenido de varias noches, apretado entres tus piernas, contenido en tus manos para que no se te escape ese gemido angustioso de tu orgasmo y que todos se enteren de lo que transita por dentro de esta calentona y apasionada mujer, que está soñando conmigo, con su macho, con su hombre, con el tipo que encontró esa veta de hembra, de calentona, de mujer.
Me gustas, con tu pasado para despertarte a mí me deseo, secuestrarte en mi loco anhelo, subirte al potro salvaje y escaparnos a esa isla para hacerte mía, para violarte locamente en el sabor frugal del sexo a escondidas, hacerte mía robándote para que seas mía y de nadie más, contagiarte la enfermedad del deseo, atrevida y furtiva escapada hacia el delirio compartido donde los gemidos oculten el tiempo, hacerte sentir tan solo el sonido del silencio y gritar juntos el momento de ascender al nirvana cuando las ganas de tenerme dentro tuyo sea premiado con ese orgasmo robado del centro de la tierra y sea bendecido por la leche derramada en tus entrañas para morirnos juntos en la dulce muerte del delirante deseo colmado y compartido.
¡Abrí los ojos! ¡Estamos acá y ahora! Es el momento de poner en blanco sobre negro esa ficción, descorrer el velo del sueño, hacerlo realidad, en carne viva. Entregarnos en cuerpo y alma a este momento ...