1. Las locuras de Juana: el viaje en el autobús


    Fecha: 26/09/2021, Categorías: Sexo con Maduras Tus Relatos Autor: Panda 1974, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Saludos, la historia que deseo compartirles me sucedió al lado de Juana López, una mujer casada que vive por mi rumbo, y a quien gracias al inútil de su marido, tengo el gran honor de poder satisfacerla sexualmente. 
    
    La tarde era soleada, hacía calor, era de esos días en que la gente sale de vacaciones y la ciudad se encuentra en calma, excepto para quienes nos quedamos aún a trabajar, Juana y yo viajábamos en los asientos de hasta atrás del camión, prácticamente éste se encontraba vacío, íbamos charlando de manera tranquila sobre cosas sin importancia, me excitaba el hecho de tenerla cerca de mí, quería sentir su cuerpo, de modo que, aproveché un momento en que reimos para rodearla con mi brazo, mi mano la tomó de su hombro y la jalé hacia mí, al ver que ella no se sentía incomoda, la mantuve abrazada por un buen rato, después, bajé mi mano sobre su costado y mientras seguíamos platicando, subí su blusa y mi mano comenzó a acariciar su lonjita, la lonjita de una mujer cuarentona que ha pasado su vida como ama de casa y que, en algún momento se había decidido a ser más independiente, ella se rió, porque es muy cosquilluda, “No, corazón, ya te dije que soy nuy cosquilluda”, me dijo mientras aparataba mi mano de su cuerpo, yo la miré fijamente y la tomé de la nuca para acercar su boca a la mía, ella se separó de mí “no me beses, podrían vernos”, “¿Y quién podría vernos?, estamos solos aquí”; volví a besarla, sólo que en eata ocasión mi otra mano entró por el frente de ...
    ... su blusa, subió sin demora hasta su sostén, introduciendo mis dedos en busca de su pezón, al hallarlo, comencé a presionarlo suavemente, éste reaccionó endureciéndose, me acerqué a su oído y le dije “Quiero verlo, total, sólo estamos tú y yo”, Juana al principio dudó, yo seguía tocando sus pechos por debajo de su blusa, “Está bien” dija ella y en el acto se desabotonó su blusa, rayada, dejando que uno de sus pechos se asomara, mostrando su delicioso pezón, no lo podía creer, ella, un tanto sonrojada, se acomodó su teta en su sostén y se abotonó su blusa nuevamente, mi erección estaba ya a mil por hora, me acerqué a su oído y le susurré: “No manches Juanita, ya lo tengo bien parado” y si pensarlo, tomé su mano y la coloqué sobre mi pantalón, ella empezó a recorrer mi falo con sus dedos, comprobando que era cierto aquello que le había dicho, “¡No inventes!” exclamó, “está grande”, el roce de su mano lo estimuló aún más, haciendo que comenzara a escurrir adentro de mi ropa, ya no aguantaba, y al ver que también ella estaba excitada, le dije “¿Quieres verlo?” al momento en que me bajaba el cierre y me acomodaba para sacarlo, al salir, bajé el prepucio, mostrando a un glande que chorreaba por lo excitado que ya me encontraba, ella lo miró como hipnotizada por unos segundos, pude notar cómo su rostro cambiaba, ella también estaba muy cachonda, “Está grande, me dolería si lo tuviera adentro” automáticamente su mano lo envolvió sin importarle lo mojado que estaba para comenzar a ...
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